Con una presidente municipal comprometida con una manera diferente de gobernar, con un gerente general sin compromisos políticos y capacidad demostrada, y con un gobernador del estado que conoce la situación de crisis en la que se encuentra la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guasave (Jumapag) y que además está dispuesto participar en su recuperación, parece hoy el momento indicado para rescatar a esa paramunicipal de la tremenda crisis en que se encuentra.
Pero sacar adelante a la Jumapag requiere que todos trabajen paralelamente, se brinden respaldo y confianza absoluta y logren también la solidaridad de los usuarios de la junta.
El pasado fin de semana el nuevo gerente, José Socorro Castro Gálvez, tomó una decisión de alto impacto, al despedir a cuatro trabajadores sindicalizados. La explicación oficial establece que hubo motivos para hacerlo.
La reacción de Aurelia Leal fue en el sentido de que estaba de acuerdo solo en parte con la decisión, posiblemente porque había hecho el compromiso de que se buscaría la solución al problema financiero de la Jumapag sin tocar a los trabajadores.
Se entiende la postura de la alcaldesa por su origen ideológico y compromiso con la clase trabajadora, pero cualquier desencuentro que se tenga en todo este proceso de rescate puede entorpecer el objetivo.
Si faltó comunicación, deben establecerse los canales para que vayan todos en la misma dirección.
Se debe garantizar, es cierto, el respeto a los derechos laborales de los trabajadores, pero no se debe tolerar ningún tipo de exceso o irresponsabilidad de quienes puedan sentirse protegidos por el manto del sindicalismo mal entendido.
Al empleado que trabaja, cumple con su responsabilidad, se le debe brindar la certeza de que para nada será impactado con las medidas que se tomen en el proceso de rescate de la paramunicipal.
Y se debe de ir en contra de quienes no solo no cumplen con su trabajo, sino que tampoco realizan labor conocida para la junta para desquitar los altos sueldos que perciben.
La parte patronal asumir el compromiso y demostrarlo, de que toda decisión que impacte a los trabajadores, sindicalizados o no, es tomada porque así conviene a la empresa y no por rencillas, venganzas o castigos.
Cierto que la gerencia en la Jumapag no puede actuar como un ente con absoluta autonomía, sin consultar ni informar a nadie, pero sí debe hacerlo con la libertad necesaria para tomar decisiones y establecer un equipo de confianza.
Y esto último podría ahondar esas diferencias que se perciben, al anunciarse este martes por parte de Aurelia Leal nuevos funcionarios del área administrativa de la Junta.
Si las decisiones que se tomen no son las más inteligentes, pronto podría verse el fracaso de este rescate esperado, pese a las expectativas que se han creado.
Sencillamente hay cosas que no pueden esperar para cambiarse, que no se pueden tolerar más, pero un rescate de esta naturaleza no puede hacerse sin la participación de los trabajadores, ni fincarse en la persecución y abusos en su contra.