Cuando pensamos en nuestra niñez, es posible que recordemos momentos de alegría, inocencia y diversión, pero también es posible que recordemos momentos de dolor, trauma y necesidad. A menudo, estos momentos pueden influir en nuestra vida adulta de maneras que no siempre son evidentes, pero que pueden tener un impacto significativo en nuestra salud emocional.
La idea del niño interior nos ofrece una forma de abordar este impacto y trabajar para sanar cualquier dolor emocional que hayamos experimentado. El niño interior es la parte de nosotros que se formó durante la niñez, y que es sensible, vulnerable e inocente. Si nuestro niño interior fue lastimado o descuidado, es posible que hayamos desarrollado bloqueos emocionales y traumas que pueden afectar nuestra vida adulta.
Reconocer y honrar al niño interior es un paso importante en el camino de hacia la salud emocional. En este artículo, quiero compartir contigo cómo podemos identificar las necesidades y deseos del niño interior, cómo podemos satisfacer esas necesidades y cómo podemos aprender a cuidar de nosotros mismos de una manera amorosa y compasiva.
¿Qué es el niño interior?
Como lo mencioné anteriormente, el niño interior es la parte vulnerable, emocionalmente sensible e inocente de nosotros que se formó durante la niñez. Es posible que nuestro niño interior haya experimentado dolor, trauma o necesidad, y que estas experiencias hayan dejado cicatrices emocionales en nosotros que todavía nos afectan en la vida adulta.
Es importante reconocer que todos tenemos un niño interior, independientemente de si nuestras experiencias de la niñez fueron buenas o malas. Reconocer la existencia de nuestro niño interior puede ayudarnos a comprender mejor nuestra vida emocional y a trabajar para sanar cualquier dolor emocional que hayamos experimentado.
Identificando las necesidades y deseos del niño interior
Para cuidar de nuestro niño interior, primero debemos identificar sus necesidades y deseos. Esto puede implicar hacer un trabajo de introspección para explorar nuestras emociones y pensamientos más profundos.
Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que mi niño interior necesita para sentirse seguro y amado? ¿Qué es lo que me falta en la vida que mi niño interior anhela? ¿Cuáles son las emociones que mi niño interior todavía está lidiando y necesitando sanar?
Todas estas preguntas pueden ayudarte a identificar las necesidades y deseos de tu niño interior. Quizás tu niño interior necesite amor y apoyo, o tal vez necesite jugar y expresarse creativamente o sanar el dolor emocional que experimentó en la niñez.
¿Cómo puedo satisfacer estas necesidades?
Una vez que hayas identificado las necesidades y deseos de tu niño interior, es importante tomar medidas para satisfacerlas. Esto puede implicar cuidar de ti mismo de una manera amorosa y compasiva, como lo harías con un niño pequeño.
Si tu niño interior necesita amor y apoyo, puedes intentar darle a ti mismo palabras de afirmación, decirte cosas como “eres digno de amor y mereces ser amado”. También puedes hacer cosas que te hagan sentir amado. Si tu niño interior necesita jugar y expresarse creativamente, puedes dedicar tiempo a actividades creativas que te gusten, como pintar, dibujar o bailar.
Si necesita sanar el dolor emocional, puede ser útil iniciar un proceso de psicoterapia. Los traumas y bloqueos emocionales pueden ser difíciles de abordar por tu cuenta, y a menudo se necesita un enfoque profesional para trabajar a través de ellos de manera efectiva.
Cuidando de nosotros mismos de una manera amorosa y compasiva
Cuidar de nuestro niño interior no es solo una cuestión de satisfacer sus necesidades, sino también de cuidar de nosotros mismos de una manera amorosa y compasiva. Esto puede implicar practicar el autocuidado y la autocompasión, que es la habilidad de tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión.
Cuando practicamos el autocuidado y la autocompasión, nos damos permiso para ser humanos y para cometer errores. Nos permitimos sentir emociones difíciles sin juzgarnos a nosotros mismos. También aprendemos a establecer límites saludables y a tomar decisiones que nos sirvan a nosotros mismos y a nuestro bienestar emocional.
Además, nos ayuda a ser más compasivos con los demás. Cuando aprendemos a tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión, podemos extender esa misma amabilidad y comprensión a los demás.
En conclusión, reconocer y honrar al niño interior es un paso importante en el camino de la salud emocional. Identificar las necesidades y deseos del niño interior, satisfacer esas necesidades y aprender a cuidar de nosotros mismos de una manera amorosa y compasiva puede ayudarnos a sanar cualquier dolor emocional que hayamos experimentado durante la niñez y vivir una vida más plena y satisfactoria como adultos. Recordemos que cuidar de nuestro niño interior no solo nos beneficia a nosotros mismos, sino que también nos permite ser más compasivos y conectados con los demás. Hoy te deseo un muy feliz día del niño interior.
Te agradezco cualquier comentario acerca de esta columna y si crees necesitar acompañamiento psicológico profesional con respecto a este tema o conoces a alguien que lo necesite, contáctame a través de este link: https://heylink.me/JUANJOSEDIAZ
Gracias, te dejo un abrazo.