Bendito sistema de competencia que fomenta la mediocridad en el futbol mexicano. Gracias al amplio abanico de clasificación habrá equipos que competirán sólo llenando espacios y no porque tengan ese nivel de exigencia como para creer que son fuertes candidatos al título. Las llaves de repechaje quedaron listas en unas combinaciones poco equitativas, que parecen más de mero trámite.
Pero si bien es cierto que históricamente han levantado el trofeo escuadras que llegaron de panzazo, a veces esta ronda parece más un volado que una verdadera confrontación entre los más fuertes, por no decir que los que en realidad lo merecen.
El repechaje es un invento que ha resultado más “atractivo” para los directivos que para el propio balompié profesional en México. Está de más recordarles que a los equipos les importa un comino cómo llegar a esa ronda. Ya sea en primero o en doceavo, el caso es no quedar fuera para evitar el señalamiento de haber fracasado.
Para que nuestro futbol crezca se necesita buscar otras alternativas, otros conductos. Creo que rescatando y aplicando sistemas viejos sería más sustancioso, como por ejemplo, darle el trofeo de campeón al equipo que haya terminado en la cima general, o que al menos los cuatro primeros avancen a lo que verdaderamente sería una liguilla eliminatoria ¿no lo creen?
Desde que a la Liguilla se clasificaban los ocho primeros de una tabla general el futbol en México ya no fue el mismo, y para colmo de males, al extender el número de equipos a 12 el nivel se redujo todavía más.
La desaparición del descenso fue otra puñalada a la esencia del futbol. Proteger intereses económicos fue más importante que el espectáculo, y resultó la última palada de tierra que terminó por sepultar cualquier vestigio de resurrección a la calidad. Descender ya no es preocupación para los clubes, porque con pagar una multa sigue la continuidad.
Que sufran los de la Liga de Ascenso, en cuya categoría a veces me pregunto ¿qué motivación existe jugar si te podrías pasar años y años sin derecho a dar el gran salto? y ¿qué motivación tienen aquellos aficionados que todavía continúan pagando un boleto para presenciar sus juegos? ¿Lo económico?, ¡puede ser!, al final de cuentas el futbolista lo ve como negocio.
Si queremos crecer y trascender, los cambios deben darse ya. El futbol necesita reinventarse.
Una vez alguien dijo que copiemos el sistema de competencia de la Liga de España. Yo simpatizo con esa idea, pero primero llego al último de los planetas que existen en el universo, antes de que eso suceda.
También alguien señaló una idea que tampoco me parece tan desagradable, si es que pretenden darle continuidad a la Liguilla: que clasifiquen los ocho primeros lugares, y que en referencia al descenso, además de sepultar el famoso porcentaje, que desciendan de manera automática los dos últimos lugares de la clasificación general, y que el campeón y subcampeón de la Primera “A” ocupen sus lugares.
Pero eso no es todo. Me gustaría ver al antepenúltimo lugar enfrentando por no descender contra el ganador de aquellos que se quedaron en el camino por arribar a la final del circuito de ascenso.
Soñar no cuesta nada.
