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El centralismo que no se va

Culiacán del caos irremediable, 09 de marzo 2020. El centralismo es un fenómeno que tiene muchas y variadas expresiones y, desde luego, se nutre también con...

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Culiacán del caos irremediable, 09 de marzo 2020. El centralismo es un fenómeno que tiene muchas y variadas expresiones y, desde luego, se nutre también con las actitudes de quienes lo sufren. Causa y efecto, el centralismo se enreda en las prácticas culturales, las formas de dominio y manipulación propias de sociedades como la nuestra.

Por lo demás, el centralismo está en todas partes, lo que cambia es el grado, matiz e intensidad con que se expresa. De lo urbano a lo rural, de las cabeceras municipales a las sindicaturas, de la capital del país a los estados; en todos los planos: político, económico, académico, periodístico, cultural.

Por supuesto, para que el centralismo surta efecto requiere de ciertas condiciones. En primer término de una actitud (en los destinatarios de las determinaciones centralistas) sumisa y dispuesta a aceptar las imposiciones. Es decir, de una mentalidad colonizada.

LA PROVINCIA DEL CENTRO

En sus aspectos más terrenales, aparentemente inofensivos, el centralismo se da también cuando se privilegia la opinión de académicos, periodistas, comentaristas, analistas, “dirigentes”, simples figurones en ocasiones, de la Ciudad de México (de Guadalajara y Monterrey, también se quieren subir a la tandariola) por el solo hecho de que viven y laboran en el o algún centro de poder.

No se trata de todos los que aterrizan desde el o los centros, es cierto, pero generalmente no importa que muchos vengan a repetir lo que aquí ya se dijo semanas, y hasta meses, antes; no cuenta que desconozcan el medio y, por tanto, con frecuencia hablen fuera de contexto. Vienen con el signo del prestigio nacional, con mucha frecuencia sin más mérito que la presencia, y ello es suficiente.

Incluso se da el caso de que algunas figuras invitadas no llegan y dejan al público colgado de la brocha, por la sencilla razón de que privilegian compromisos de última hora en el centro, precisamente. La “provincia” y los “provincianos” pueden esperar a que se haga la luz. Merecido lo tienen, las víctimas de engaña bobos.

Esto viene a cuento porque lo que estamos viendo en los últimos meses es una reedición de esa lamentable distorsión.

EN CULIACÁN, AUGE DEL VICIO

No hay mojigatería ni exageración en esto, sino estricto sentido de la realidad: durante los últimos meses en nuestra ciudad ha cobrado auge el vicio, en todas sus expresiones, y ello se palpa de manera cotidiana sin mayor abundamiento. Los fines de semana y el amanecer de sábado y domingo, en cualquier parte de la ciudad, son más que ilustrativos.

Desde luego, cada quien puede hacer y deshacer con el sólo límite de sus posibilidades siempre y cuando no afecte a terceros. Por tanto, cada quien es responsable de sus actos, pero eso es una cosa y otra muy distinta generar y proporcionar la oportunidad a la vista, incluso a niños y jóvenes, para incurrir en despropósitos de todo tipo.

Por otra parte, la colusión que se da entre delincuentes y las corporaciones policiacas es un secreto a voces. Esas complicidades han encontrado a últimas fechas otras formas, relacionadas con el vicio, de esquilmar al ciudadano común que, temeroso del escándalo y consciente de su vulnerabilidad, prefiere guardar silencio antes que arriesgar una denuncia.

ENTRE POLICÍAS Y LADRONES

A los temores fundados de la ciudadana apuestan, precisamente, policías y ladrones. Alguien dirá que hay que adelantar pruebas puntuales, esgrimiendo lugares comunes que bien acomodan para argumentar inocencia. Allá ellos si quieren chuparse el dedo o meter, como la avestruz, la cabeza en un hoyo para no ver lo que les rodea.

Se trata, sin duda, de un problema que tiene que ver con la sensibilidad política, la rectitud de los propósitos y la verdadera voluntad para corregir lo que se sabe perfectamente anda mal, pero que hasta ahora sencillamente no se ha enfrentado como se debe.

Todo esto sucede en y con los gobiernos, de “los tres niveles” (denominación de banda y no de música) que hacen de la moralina lema de campaña.

EN EL TINTERO

-Desde que surgen, los llamados “reality shows” han sido escaparate de la tontería, de pésima calidad, nula inteligencia y abiertos promotores de la estupidización colectiva. Eso es el celebrado Acapulco Shore, de la cadena MTV, recientemente aplaudido en Mazatlán.

-Escribir ¿Para qué? Nos preguntamos con frecuencia y desde hace tiempo. La cuestión sigue vigente y exige respuesta.

-El apunte, también en “Vértice de Sinaloa” (verticedesinaloa.net); Línea Directa (https://www.lineadirectaportal.com); Didáktica (http://www.didaktica.com); Sitio Telles (http://www.jorgeluistelles.com) y en Síntesis de prensa, de Héctor Muñoz. ([email protected]).

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Jorge Guillermo Cano

Jorge Guillermo Cano

Columnista

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