Culiacán del caos vial, los retenes, baches y topes, Sinaloa. El avance democrático, en efecto, debe sustentarse en un diálogo nacional, plural y participativo (que no es dable limitar a los partidos políticos).
Con frecuencia nos hemos referido aquí a la crisis de credibilidad por la que se atraviesa en México y a la cual, desde luego, no escapan los partidos, en mayor o menor grado, todos. En ese sentido, hemos dicho que la recuperación de la actoría ciudadana es una tarea que rebasa las expresiones partidarias y que implica responsabilidades de orden general.
Por otra parte, y sobre la base del diálogo democrático, abierto a todas las opiniones ciudadanas, también se requiere de reglas claras, afinadas hasta el detalle, que garanticen la credibilidad de los procesos, de las consultas y sus resultados.
Por lo demás, el reto de la legitimidad es mucho más complejo de lo que parece y no se resuelve con sombrerazos o exhibiciones del poder adquirido.
Lo que hasta ahora estamos viendo es el riesgo de que (toda proporción guardada, nos guste o no) se dé una reedición de actitudes que deben estar rebasadas. Es sencillamente imprescindible para poder hablar con propiedad de una transformación.
Vamos a conceder el beneficio de la duda y esperar, aunque vale reiterar: la esperanza muere al último, pero también muere (después resurge, pero con otros referentes).
NO OCULTAR LA REALIDAD
En la búsqueda de la credibilidad indispensable en estos momentos de crisis (que está ahí, inamovible aún) una condición insalvable es hablar con la verdad, reconocer los errores y no pretender disfrazar una realidad que rebasa todo intento discursivo.
Es preciso iniciar la discusión franca y abierta, un diálogo plural, maduro, serio y consecuente, donde se escuchen las voces discordantes y se consideren las opciones sin distingos partidistas.
Se trata de reconocer todos los puntos de vista que surgen de la diversidad social, para precisar objetivos comunes que no pueden ser procesados prácticamente en familia.
Menos, cuando el encono, la división y el enfrentamiento son alimentados (¿qué duda cabe?) por un esquema de inequidades, injusto a todas luces, cuyo mantenimiento constituye una ofensa permanente al grueso de la población.
La corresponsabilidad, por lo demás, tiene que considerar las asimetrías evidentes. La comprensión de los sectores más desprotegidos, que justamente esperan al menos algunos paliativos para que su calidad de vida mejore, aunque sea un poco, no puede ser pedida a cuenta de un sacrificio unilateral.
En este caso, la sensibilidad tiene que venir de alguna parte. Lo que resulte en el terreno de los hechos, ya se verá.
LA CONSECUENCIA QUE URGE
Para buena parte de quienes emitieron su voto a favor de AMLO (y junto con él muchos personajes que, ahora se está viendo, no debieron ser sumados) las cosas apuntan a una reversa en no pocas de las promesas de campaña, que ya tiene referentes puntuales.
Hace unos días, Andrés Manuel enfatizó: “Sé escuchar, soy perseverante en mis ideales. No va a haber censura, se va a garantizar el derecho a disentir, no tengo enemigos ni quiero tenerlos. Voy a ejercer yo y eso lo pido, de manera humilde, tener el derecho de réplica, la libertad para poderme expresar, con respeto siempre, pero que no tenga yo que quedarme callado ante cuestionamientos y menos infundados… voy a ser cuidadoso, pero voy a estar replicando”.
Estamos totalmente de acuerdo y esperamos, con la esperanza en ristre, que así sea.
También agregó: “Siempre habrá oposición, nosotros aspiramos a que haya oposición. Estamos construyendo una democracia y tiene que haber discrepancias y garantizar el derecho a la crítica”. De acuerdo, de nuevo.
En concordancia con ese discurso, lo que sigue es la consecuencia y el apego a lo dicho. Por el bien del país.
EN EL TINTERO
-En las recientes sesiones del congresito de Sinaloa ha quedado claro el desconocimiento, casi total, del marco normativo del Legislativo por parte de los nuevos diputados, ellas y ellos. Hay 137 asesores, secretarios y demás ¿Sirven de algo?
-Lo que sucede con el trato abusivo y leonino que dan a sus clientes los bancos en México, con las aseguradoras, las telefónicas y otras yerbas, es sencillamente ofensivo y raya con frecuencia en lo irracional. Se deben poner en orden, aplicarles la ley y lo demás es cuento.
-El apunte, también en “Vértice de Sinaloa” (verticedesinaloa.net); Línea Directa (https://www.lineadirectaportal.com); Didáktica (http://www.didaktica.com); Sitio Telles (http://www.jorgeluistelles.com) y en “voces del periodista”, revista del club de periodistas de México (vocesdelperiodista.com.mx). ([email protected]).