La sencillez, además de la honestidad, es algo que se agradece en todas las personas y en todas las actividades, y más entre los gobernantes que los ciudadanos elegimos para que conduzcan la administración de un municipio, un estado o el país.
La arrogancia en gobierno se critica y se reprocha, porque exhibe a un gobernante pagado de sí mismo, propenso a sucumbir ante las banalidades y es fácilmente influenciable por convenencieros lambiscones a su alrededor capaces de decirle toda clase de zalamerías con el fin de obtener algo que no han sido capaces de ganarse con otros méritos.
Eso en el delicado ejercicio de gobierno puede llegar a niveles de peligro.
Es necesario que los gobernantes tengan los pies bien puestos en la tierra, para tranquilidad de los ciudadanos. Que no caigan en la tentación de incurrir en prácticas que tanto enjuiciaron desde su lucha cuando fueron oposición.
Necesitamos gobernantes que tomen decisiones con sencillez y sobriedad, anteponiendo vías del diálogo antes que la confrontación con quienes están en una posición opuesta a la de ellos. Que sepan dirimir sus diferencias razonablemente.
Y que sean capaces y honestos, no solo en el manejo de los bienes que les corresponda administrar, sino con todos, ciudadanos, colaboradores e instancias de gobierno superior que se hayan sumado en la búsqueda de solución de los problemas se enfrentan. Eso también en honestidad.
Lo he expresado antes, y lo cito ahora ante el desenlace parcial del conflicto con la empresa PASA, concesionaria del servicio de recolección de la basura en Guasave, tras más de un mes de haber suspendido labores por un millonario adeudo del ayuntamiento: Siempre antes que la arrebatada e irreflexiva arrogancia tras la solución de un problema, es recomendable el prudente reconocimiento al facilitador de la misma. Aceptarlo a pesar las diferencias que se puedan tener, dignifica las posturas de quien lo hace y de quien lo recibe.
En todo este asunto Aurelia Leal tiene el gran mérito de enfrentar con valentía a pesar del riesgo político una situación que era financieramente insostenible y leonina contra el municipio, como la de PASA, lo que nadie había hecho.
El gobernador Quirino Ordaz Coppel con su intervención respaldó la decisión del gobierno municipal, reconoció que las negociaciones no se habían hecho bien por gobiernos anteriores y privilegió un buen arreglo por encima de cualquier desencuentro. Méritos para Aurelia y Quirino.
Negarlo es solo una mezquindad. Se logró, por la decisión original de la alcaldesa y la participación en la negociación del gobernador, algo que jamás se había logrado: condonar parte de la deuda, mantener la cobertura y reducir el costo mensual del servicio.
Eso es tremendamente meritorio, pero nunca se habría alcanzado sin la participación de ambas instancias de la forma en que lo hicieron.
Eso es lo que creo. Si usted piensa lo contrario, y pretende colgarle las medallas solo a la alcaldesa o al gobernador, está en todo su derecho de hacerlo, y se le respeta.
