Se acerca la navidad y sus buenos deseos, aunque, para los políticos, los buenos deseos son un cuento de temporada. Un cuento que están dispuestos a personificar con el fin de seguir recibiendo su dotación de regalos, pero no en exclusiva en navidad. No. Ellos cuentan cuentos navideños para recibir regalos todos los meses del año. Gracias a los Guacamaya Leaks pudimos acceder a algunas de las cartas y cuentos de personajes públicos. Algunos son muy inocentes y siguen creyendo en Santa Claus, pero otros más son la personificación del Krampus.
Van aquí algunas de las cartas encontradas:
Andrés Manuel López Obrador:
Querido Santa: Yo no creo en ti, pero el pueblo sí. Así que tengo que fingir que me caes bien. Yo soy creyente del niño Jesús. El niño Dios nació en un pesebre; es pobre. Tú eres un fifí que vive en una casa llena de sirvientes a tu disposición las 24 horas y los 365 días al año. Trabajas muy poco regalando juguetes que otros producen o compran. Tus regalos hacen felices a la gente. Eso está mal. Los únicos regalos que deben de hacer felices a la gente son los míos. Hay un complot de tu parte para que en navidad la gente se olvide de su presidente y te ponga atención únicamente a ti. Eres un neoliberal corrupto porque nunca aclaras de dónde vienen las aportaciones a tus regalos.
Tu tendrás tus renos gigantes, pero yo tengo borregos en cantidad. No eres mejor que yo. Nunca lo serás. Por si las dudas, te pido me traigas algunas aportaciones. Nunca está de más un par de sobres que sobren en tus viajes. Si no me traes lo que te pido te voy a acusar en la mañanera.
Claudia Sheinbaum:
Feliz Hanukkah para todos. Como saben, mi ascendencia es judía. No celebramos la navidad, pero no importa. Soy Guadalupana y atea. Aún así, porque mi santo patrón Andrés Manuel es un fervoroso cristiano, tengo que seguirle el juego. Querido Santa, niño Dios, Santos Reyes o lo que sea que me entregue más votos: quisiera pedirles la grande. Seguramente el 2023 se decide el regalo más esperado por la niñez política; por lo que, pido me consideren como la merecedora del premio mayor de la rifa. Soy buena. A cambio de sus regalos prometo que ya no se me caigan construcciones. Prometo que el metro ya no tendrá tantos accidentes y nunca más un colegio aplastará a nadie. Ya aprendí mi lección. Voy a ser más cuidadosa y menos confiada. No es por intrigar, pero Marcelito fue quien estuvo pateando las construcciones. A él no le deberían traer nada. Se dedica a jalarme las trenzas y picarme los ojos; en cambio, yo soy un amor. Soy tan buena que hablo bien de él con mi amiga Layda; por cierto, ahora que recuerdo, también les pido una nueva grabadora porque la que tengo ya está muy gastada y mi amiga Layda la descompuso de tanto uso. Saludos a todos y si me cumplen los deseos les organizo un concierto de Bad Bunny en el zócalo en pleno 25 de diciembre.
Adán Augusto:
Hola Krampus. Me dio mucho gusto saludarte en la última convención de monstruos. Debes recordarme como el vampiro más sediento de la fiesta. Nos la pasamos genial. Estoy seguro disfrutas tanto como yo el festín de sangre y vísceras que nos dimos. Los conservadores al vapor estaban de concurso; no cabe duda que los monstruos tenemos buen paladar. En virtud de nuestros buenos momentos me tomo la libertad de molestarte en estos días. Estoy consciente que esta es la época más ajetreada para ti, pero este año es de suma importancia para tu servidor. De la manera más atenta quiero pedir tus servicios. Por favor, necesito que destruyas los sueños de dos o tres personajes incómodos. Es menester te presentes en las casas de mis hermanos Claudia y Marcelo. Pertenecemos a la misma familia; sin embargo, no nos queremos mucho. Nos soportamos para no contrariar a nuestro hermano mayor, pero llegó la hora de deshacerme de ellos. No pido mucho. Únicamente, me gustaría tus servicios para hacerlos a un lado de mi camino.
Un par de sustos serán suficientes. No tienen el estómago de nosotros los monstruos. Entenderán rápido el mensaje. Por el hermano mayor Andrés no te preocupes: Yo me encargo de distraerlo.
Cuídate mucho y recuerda que tienes en mi a un hermano.
Oposición:
Hola Santa. Somos tan insignificantes que tenemos que escribirte en bola. Ninguno de nosotros merece tu atención, pero creemos que te puedes de apiadar de nosotros al vernos tan chiquitos y desprotegidos. No vamos a pedirte mucho porque sabemos que no merecemos buenos regalos.
Preferimos pedirte muchos regalos pequeños. Queremos que nos traigas muchas plurinominales.
No te pedimos mucho. Las listas al Senado y las diputaciones son suficiente para nosotros… si incluyes unas tantas regidurías más nos harías muy felices. Abusando de tu generosidad. Sí lo crees conveniente y como acto de caridad te pedimos humildemente nos sigas dejando el control de los partidos. No es mucho, pero es algo para conformarse en tiempos difíciles. Recibe un abrazo enorme, Santa. Te queremos mucho. Ya de salida te pedimos que te lleves al grinch de Palacio que nos sigue robando las navidades desde hace cuatro años.
¿Usted qué opina amable lector? ¿Qué carta le gustaría conocer?