Culiacán, Sinaloa, 29 de marzo 2021. Cuando un día sí y otro también, recibíamos la andanada de insolencias trumpianas (toleradas por el gobierno mexicano actual) dijimos que era tiempo de hacer memoria, pues para entender la verdadera dimensión de lo que han sido las relaciones México-Estados Unidos, hay que recordar algunos (sólo unos cuantos) referentes incontestables.
El 11 de mayo de 1846, siendo presidente James K. Polk, Estados Unidos declaró la guerra a México con el motivo “formal” del conflicto texano-mexicano.
Antes, desde enero de ese año y sin declaración de por medio, el ejército norteamericano había ocupado los puertos de San Francisco, California (estado que pertenecía a nuestro país), Mazatlán y Acapulco.
También sin previa declaración de hostilidades, el 27 de marzo de ese mismo año, los estadounidenses tomaron el puerto de Veracruz luego de disparar más de 6 mil 700 proyectiles sobre la población civil.
Unos meses después, en septiembre, cayó la ciudad de México y los soldados del “vecino del norte” incurrieron en tal pillaje que ni los templos se escaparon.
Durante la ilegal ocupación, Polk estableció impuestos extraordinarios a los mexicanos argumentando “derecho de conquista”, y declaró a los mexicanos sujetos de “vasallaje temporal”.
Cuando las hostilidades cesaron oficialmente, el general Winfield Scott permitió que su tropa agrediera a la población y ordenó azotar a los rebeldes en la calle.
MÉXICO: “UNA NACIÓN DE BANDIDOS”
El 19 de abril de 1914, Woodrow Wilson obtuvo autorización del Congreso yanqui para emplear la fuerza en México y, dos días después, mil 500 soldados, perfectamente armados, se posesionaron de Veracruz. El 21 de abril, 300 mexicanos fueron asesinados por los agresores extranjeros.
En 1919, México no fue admitido en la recién creada Sociedad de las Naciones (antecedente de la ONU) por presiones directas de Washington; años después, cuando la expropiación petrolera, el diputado Joseph Kennedy, fundador de la famosa dinastía, dijo que México era “una nación de bandidos”. En realidad, lo siguen creyendo a pie juntillas.
James Monroe fue presidente de los Estados Unidos entre 1817 y 1825. Fue el creador de la llamada “doctrina” que lleva su nombre y se le atribuye la frase “América para los americanos” (para ellos, pues).
Desde entonces, ese país ha venido asumiendo que América le pertenece y esa es la perspectiva que guía sus actos.
LA IGNORANCIA DE LA HISTORIA
Por eso, pretender que México navegue entre los designios estadunidenses (que lo hace en buena medida) porque “conviene” a la nación, es una soberana tontería. Hay, además, una profunda ignorancia de los antecedentes históricos y una deshonesta marginación de los términos en que se han otorgado, desde siempre, los “apoyos” de la metrópoli.
Estados Unidos tiene a su favor (por si algo le faltara) que los gobiernos mexicanos han sido corruptos, aparte de ineficaces para proteger los intereses nacionales. Al menos en lo declarativo, ahora se plantean las cosas de otro modo. Veremos.
El trato histórico está caracterizado por el abuso, la imposición del más fuerte, la prepotencia y el menosprecio.
En los tiempos que corren la diplomacia impone ciertos matices, cambios de apariencia, pero el signo profundo se mantiene y sale a flote en cualquier oportunidad.
Tanto “republicanos” como “demócratas” del vecino país (lo de Trump no fue nuevo, ni original) son representantes genuinos del “espíritu anglo” que desprecia todo lo mexicano. Ahora no se nos azota en la calle, como ordenó el general Scott, pero a los indocumentados se les sigue asesinando, sus familias desmembradas y muchos orates neonazis, lamentablemente, lo festejan.
En realidad, casi nada ha cambiado, con uno u otro (y lo demás son palabras simples y vacías).
EN EL TINTERO
-Quienes dan litros incompletos en las gasolineras cometen el delito de robo y deben ir a la cárcel; Que se llevan más de 33 millones de pesos diarios con ese latrocinio, y se quedan cortos. Hay que actuar y no es con iniciativas blandengues como se va arreglar eso.
-No llega el día de la autocrítica y siguen los desfiguros de Gatell. A ver hasta cuándo.
-Aquellos que satanizan la iniciativa de AMLO en materia de electricidad, pretenden ignorar que, hasta hoy, el capital privado hace “un negocio a costillas del Estado, del pueblo de México; 76 mil clientes fingidos que servidos por la CFE ahora están ahí encantados no pagando la red.”
-“Tienen el negocio redondo… Es un sistema de atraco en beneficio de los privados, es un sistema de injusticia social” dijo, y bien, el titular de la CFE. Urge poner correctivos. ([email protected]).