Los Charros de Jalisco se han levantado como los campeones de la edición 2024-25 de la Liga Mexicana del Pacífico. El pronóstico que hice sobre la serie que sostuvieron contra Hermosillo en semifinales, de que de esa batalla podría salir el nuevo monarca, no me falló, excepto que, como lo apunté, los Naranjeros me defraudaron por la forma como jugaron y sin que se pudieran comportar como un campeón defensor.
Y haciendo válido aquello de que, para que la cuña apriete tiene que surgir del mismo palo, los Gil (Benjamín y Mateo) y otros elementos que defendieron la casaca Guinda, fueron determinantes en esta lucha en la que el equipo siempre supo venir de atrás para llevarse los máximos honores.
Además del manager y su hijo, sobresalieron los receptores Alfredo Hurtado y Carlos Mendívil, el relevista Mario Meza y el zurdo Manny Bañuelos, cambiado esta misma temporada a los Charros por un Víctor González que fue ave de paso, por su breve estancia con Culiacán.
Pero hay que reconocer que fue una serie final espectacular, como pocas vistas en los últimos años; dramática, tensa, increíble y hasta no apta para cardiacos. Cuatro de los seis encuentros se definieron por una carrera, y en dos tuvieron que recurrir a episodios extras (y muy extras) para alzarse con el triunfo.
Aquella magistral atrapada de Tirso Ornelas en el segundo juego cobró un valor de muchas dimensiones. Lo señalé, sin pecar de adivino, que el engarce del jardinero a batazo de Ramón Ríos podría transforme en la atrapada que les redituara el campeonato. Y tampoco me equivoqué.
Ornelas no bateó en toda la serie como lo había hecho en el calendario regular y las primeras dos rondas eliminatorias. Pero contribuyó con esa espectacular jugada que terminó siendo determinante que cambió el rumbo de una historia que parecía llevar un guion inclinada hacia los Tomateros.
Benjamín ha sumado su quinto campeonato como timonel y el primero al frente de los Charros, a esos a los que una vez derrotó en una serie final, pero ante quien perdió también aquella vez que buscó hacer historia con un tricampeonato. Ha sido el máximo ganador del 2014 a la fecha, cuando recibió el bautizo de mánager. Nadie después de él ha sido tan exitoso en los últimos diez años.
Su hijo, cuyo debut fue precisamente con los Guindas, fue pieza clave con dos batazos que terminaron definiendo par de encuentros.
A propósito, pensé que la nominación del MVP en la serie titular sería para el hijo del timonel. Tenía argumentos de sobra. La designación terminó siendo para Trevor Clifton, el cerrador al que, muy independiente de haber sumado victorias y no salvamentos, habrá que reconocerle que su brazo fue fundamental.