Es explicable la preocupación de los productores agrícolas sinaloenses ante la incertidumbre sobre la política hacia el campo que va a implementar el nuevo gobierno federal.
La certeza que tienen es que el tema agrícola no ha estado dentro de las prioridades en los discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando menos no la agricultura comercial, que es la que se practica aquí.
Dudas, también porque en el discurso que dio en El Zócalo luego de su toma de posesión, donde el presidente delineó de manera muy superficial el apoyo al campo, tampoco se sienten incluidos. En los tres puntos en los que se refirió al tema estableció lo siguiente:
1.- Los pequeños productores del campo, ejidatarios, comuneros o pequeños propietarios recibirán un apoyo económico semestral para la siembra de alimentos.
2.- Iniciará un programa de entrega de fertilizantes cuidando que no se dañen los suelos, en beneficio de productores agrícolas; el año próximo, este programa se aplicará de manera gratuita en apoyo a todos los campesinos del estado de Guerrero y así iremos ampliándolo en el resto del país.
3.- A los pequeños productores de maíz, frijol, arroz, trigo y leche se les comprarán estos alimentos a precios de garantía en almacenes o depósitos de Diconsa y Liconsa.
Nada de esto puede funcionar para los agricultores sinaloenses. Sí en cambio para los productores más precarios, aquellos que cosechan para el autoconsumo o con rendimientos muy bajos, y eso es bueno, contra lo que no se puede estar en contra, pero tampoco favor de que se dejen desprotegidos a quienes más producen.
En el último punto confirma lo que antes ya había anunciado, que Diconsa les comprará la cosecha a los productores de maíz a 5 mil 600 pesos la tonelada, precio que se mantendría hasta las primeras 20 toneladas por productor, lo que podría funcionar en otras zonas del país donde los rendimientos son sumamente bajos, pero no aquí, no para Sinaloa, donde son mucho más altos, sin que esto les signifique que sean los ricos de México y que alcancen grandes utilidades.
Hay que decirlo como lo han dicho los propios agricultores de Sinaloa: Lo que ellos quieren es que el gobierno les garantice una política agrícola justa, un trato digno, con precios adecuados, con freno al costo de los insumos, donde todos los eslabones de la cadena productiva tengan lo que merecen.
Es necesaria la información precisa y el diálogo serio, responsable, entre el gobierno federal y agricultores, para terminar con la incertidumbre sobre el presupuesto federal para el campo, la política de apoyos y la continuidad o no de órganos como Aserca.
Lo hemos dicho en este mismo espacio: El verdadero agricultor no pide que le regalen nada. Exige que con reglas claras, transparentes, sin privilegios, se le brinden condiciones de equidad y justicia, que pongan freno a la voracidad de funcionarios de gobierno y de sus cómplices en la iniciativa privada, porque eso los deja en las garras de intermediarios que cometen con ellos toda clase de excesos.