México.- Después de horas de búsqueda por las calles de Tehuacán, Puebla, activistas encontraron a Miky acostado en el exterior de un portón. El perro, tal y como reportaron los vecinos, tenía el rostro cubierto de sangre.
Había perdido un ojo y el segundo estaba fuera de la cuenca. Hecho un ovillo sobre el piso, Miky enfrentaba sus últimas horas de vida, de sus ojos corrían lágrimas de sangre.
Los voluntarios de la protectora TAC Una Protección al Entorno A.C. acudieron al lugar después de recibir el aviso de un ciudadano que no supo proporcionar la ubicación exacta del can.
Lo acariciaron, y tras asistirlo, lo llevaron a la clínica veterinaria Arca de Noé con la esperanza de salvar el ojo que aún conservaba. Para ellos, la historia terminaba con “un final feliz”.
Pero la realidad resultó devastadora. El doctor Eduardo Haghenbeck explicó a los voluntarios de TAC que el estado de Miky era crítico.
El presunto agresor no le había sacado los ojos, sino que le había propinado un golpe tan fuerte en la cabeza que estos saltaron de las órbitas por el impacto. Sus tímpanos también estallaron, y el daño cerebral dejaba un horizonte nada alentador para Miky.
A través del Facebook de la protectora, el veterinario contó que había solicitado la asistencia de un compañero experto en neurocirugía canina, para valorar sus posibilidades reales de sobrevivir.
Sin embargo, antes de que pudiera tratarlo el especialista, Miky falleció. Pereció al no poder resistir las graves secuelas de la agresión. Desde TAC informaron que entregarán una recompensa a quien facilite información que lleve a dar con el responsable del ataque.