Urapicho.- La indiferencia de las autoridades y la
presencia del crimen organizado los llevó a tomar las armas, sostienen.
Ni la desaparición, el secuestro o la muerte de indígenas que
denunciaron hace meses fue un motivo suficiente para llamar la atención
de las autoridades estatales y federales, aseguran.
“Cuántas veces no se le ha manifestado al gobierno la presencia de
grupos, de ataques a familias, levantones, desaparecidos, secuestrados,
sin embargo, nunca ha habido una respuesta del gobierno”, narra un integrante del Consejo Mayor de Gobierno de Urapicho.
Ahora portan armas automáticas y semiautomáticas a la entrada del
pueblo, donde instalaron retenes y barricadas para proteger a niños,
mujeres y hombres de las amenazas del grupo delictivo de Los Caballeros Templarios, que desde agosto acecha a esta comunidad del municipio de Paracho.
“Se recibieron varias llamadas telefónicas en las que se amenazaba a
las autoridades, a algunos habitantes de la población directamente.
Bajo esas amenazas fue que se tomaron estas medidas de protección”, comenta el integrante del consejo a EL UNIVERSAL.
Para evitar la infiltración de Los Caballeros Templarios y
ante las reiteradas amenazas que recibían de este grupo criminal, la
comunidad creó su propia guardia de seguridad para la autodefensa.
Vestidos con ropa camuflada y pasamontañas y con armas cortas y largas,
un grupo de hombres se atrinchera en las barricadas construidas con
costales de arena, madera y láminas que se instalaron en los dos accesos
al pueblo.
Las dos entradas a Urapicho son vigiladas por hombres armados que se
ocultan entre árboles y arbustos para alertar a la comunidad del arribo
de cualquier vehículo o persona.
“Aquí la gente toma una decisión cuando ve que es un problema que
afecta a toda la población. A través de una asamblea donde se reúne la
mayoría de los habitantes, las personas tenemos derecho a voz y voto”, explica uno de los hombres que montan guardia en el retén.
Primero llevaron despensas
La presencia del crimen organizado en la zona inició con la entrega de
despensas y apoyos económicos, y terminó con la manipulación de los
habitantes y amenazas.
“La manera en que ellos trabajaban en un principio era brindar
apoyo, despensas, ayuda económica a algunas personas, a las que ya
posteriormente sometían a que tuvieran participación con ellos bajo
amenazas, bajo presión, y de esa manera comenzaban a manipularlas para
que se fueran involucrando en el crimen organizado”, comenta un integrante de la comunidad.
La población se negó a participar en las actividades delictivas. La
situación empeoró cuando en agosto fueron localizados los cuerpos de dos
presuntos delincuentes.
Según la Procuraduría General de Justicia de Michoacán, uno de los cadáveres fue identificado como Mauricio Cuitláhuac Hernández, señalado como El Güero. El cuerpo tenía impactos de bala y fue localizado sobre un camino que une a las poblaciones de Ahuirán y Urapicho.
Habitantes de zonas aledañas aseguran que en 2008 El Güero mandó
asesinar a 14 indígenas que denunciaron la tala ilegal. Autoridades
federales y estatales identificaban a este sujeto como productor de
mariguana y drogas sintéticas.
“De alguna manera sabíamos que eran los cabecillas que tenían
atemorizada a esta región purépecha. Nosotros, en nuestra comunidad,
para brindar un apoyo a nuestra propia población, hemos decidido formar
esta guardia de seguridad en relación a todo lo que aconteció en esa
fecha (13 de agosto). Hasta ahorita mantenemos esa propuesta de
apoyarnos mutuamente”, menciona uno de los habitantes.
Urapicho es la segunda comunidad de Michoacán que debido a la presencia
de crimen organizado instala barricadas y toma las armas. La primera
fue Cherán, en abril de 2011. Los habitantes decidieron vigilar los
accesos al pueblo debido a que grupos del crimen organizado deforestaban
la zona. Meses después instalaron una policía comunitaria integrada por
los pobladores.
El poblado de Urapicho busca instalar el mismo modelo donde sus
habitantes formen una policía comunitaria, que de hacerlo sería la
tercera en la zona; la primera fue en Nurio, también en Paracho, en
2008.
Los habitantes aseguran que para ellos es buena la presencia del Ejército Mexicano, pero “ante el olvido de las autoridades” han decidido hacer su propia seguridad.
“Mientras no haya una respuesta favorable a este tipo de problemas,
de hecho lo vemos difícil, permaneceremos con esta vanguardia de tener
estas barricadas”, aseguran. NE
