México.- La Iglesia Católica celebra cada día a uno o varios santos, reconociendo su vida de fe, sacrificio y virtudes cristianas. Estas festividades, conocidas como onomásticos o días de los santos, honran a mártires, confesores, vírgenes y otros modelos de santidad que han dejado un legado espiritual.
Y este domingo 30 de marzo se conmemora justamente a San Zósimo, un ermitaño y abad en el siglo VI. Es conocido principalmente por haber encontrado y dado la Eucaristía a Santa María Egipciaca, una penitente del desierto.
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¿Quién era San Zósimo?
San Zósimo fue un monje que vivió en un monasterio en Palestina. Según la tradición, durante la Cuaresma solía retirarse al desierto en busca de mayor recogimiento y penitencia. En uno de estos retiros, conoció a Santa María Egipciaca, una antigua pecadora arrepentida que vivía en completa soledad y penitencia.
Zósimo fue testigo de su santidad y le llevó la Comunión antes de su muerte. A su regreso al desierto, la encontró fallecida y, según la historia, un león lo ayudó a cavar su tumba.
¿Qué milagros se le atribuyen?
Aunque no se le atribuyen milagros directos, su vida está rodeada de relatos que reflejan la gracia divina, como el encuentro con Santa María Egipciaca y el hecho de que un león le ayudara a enterrarla.
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¿Por qué se le reza?
Se le considera un ejemplo de vida ascética y de entrega a Dios, por lo que es invocado para:
-Buscar fuerza espiritual en tiempos de penitencia.
-Pedir ayuda en la vida monástica y la oración.
-Inspirar a quienes desean una vida más austera y de recogimiento.