Anteriormente ya hemos hablado de que el famoso whiskey Buchanan’s es de los más populares en México a pesar de encontrarse en el grupo de whiskeys de peor calidad a nivel mundial, sin embargo no es último en esa lista.
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Los cinco peores whiskies del año 2019, incluyendo año de destilación y embotellamiento, ABV, precio sugerido promedio mundial en dólares, y puntuación:
Johnnie Walker White Walker (NAS, 2018, 41.7%) — $38 dlls
En sociedad con HBO, Diageo lanzó una maquinaria de publicidad para venderle sus whiskies a los fanáticos de la serie Game of Thrones y a los que consideraron los whiskies coleccionables. El White Walker fue el primero de la serie, que continueo con un set de ocho con ocho expresiones representando las siete casas de la serie y el night watch, y finalizó con el Mortlach Six Kingdoms 15 Años. Pues este caminante blanco es un blended Scotch con base de Cardhu y Clynelish que se supone debe guardarse en el freezer para mejor apreciación. No sólo entrega poco sabor y complejidad al abrirse por primera vez, sino que al mantenerse refrigerado una vez abierto comienza a adquirir sabor a frutos rojos congelados, hielo viejo, hamburguesa o lo que tengas ahí. Johnnie Walker tiene una famosa sugerencia para los que ven una de estas botellas cerradas por primera vez: “Keep walking.”
Isle of Raasay While We Wait 2018 Tuscan Red Wine Finish (NAS, 2018, 46%) — $51 dlls
Con apenas 161 habitantes según censo nacional del 2013, la modernísima destilería-hotel Isle of Raasay —única de la isla— comenzó a producir apenas en el 2017, ¿y a quién no le gustaría vivir y trabajar en una pequeña y hermosa isla en donde todo gira alrededor del whisky que uno produce? Como su primer single malt no será presentado hasta el 2020 (legalmente un whisky escocés necesita un mínimo de tres años de maduración), han embotellado la serie While We Wait (mientras esperamos). Aunque tienen un futuro enorme, este whisky adquirido de una destilería desconocida y acabado en vino italiano de Toscana se siente demasiado joven, con sabor notablemente frutado pero un final casi avinagrado. ¡A seguir esperando!
Privateer Distiller’s Drawer #26 American Whiskey (2015-2018, 46%) — $67 dlls
Para el que anda de paseo por Boston o sus alrededores, en los Estados Unidos, la visita a la destilería de ron Privateer en Ipswich, Massachusetts, es obligatoria. La master distiller Maggie Campbell es para muchos una genia y de las mejores destiladoras en todo el país. El nivel de experimentación es interminable y han lanzado expresiones maravillosas como Tres Aromatique (sutilmente complejísimo, entre un poderoso ron jamaiquino y un pastel de piña) o Sea Smoke (ron acabado en barricas ex-whisky Laphroaig super ahumado.) Pero se han quedado muy cortos con su primer whisky single malt, de apenas dos años y dos meses. Nariz, sabor, final, todo es dusty, raro, híbrido, no es malo pero lo opuesto al ron de la destilería. Diría que Maggie se entusiasmó como Isle of Raasay y se cansó de esperar.
Kurayoshi Pure Malt (NAS, 46%) — $69 dlls
Mucho se habla de la maestría con la cual el whisky japonés se lleva premios mundiales y cotiza alto en subastas. Tanto que un sinfín de nuevas marcas japonesas ha inundado el mercado americano y europeo con la esperanza de que aquella caligrafía y arte devastadoramente hermosa en las botellas provoque un impacto mental en consumidores y los predisponga a adorar whiskies no tan buenos. Tal es así que Kurayoshi ha decidido incluso imitar la botella negra con letras doradas del legendario Yamazaki 18 Años. Atención: este whisky no es completamente japonés. Se madura en Japón pero se destila en Escocia. El Kurayoshi Pure Malt no tiene edad ni pureza, y bien podría unirse a la caminata del White Walker. Sayonara, tomodachi.
West Cork Glengarriff Series Peat Charred Cask (NAS, 43%) — $39 dlls
Esta edición limitada de la destilería irlandesa West Cork propone un ahumado muy particular. Recordemos que el whisky irlandés es reconocido por su delicadeza debido a la triple destilación, y no hay whiskies irlandeses ahumados más allá del Connemara. Pues West Cork se juega con un experimento: quemar turba para impregnar barricas de madera virgen con el humo, antes de verter el whisky ya madurado en otras barricas. Algunos lo han considerado exitoso y encontraron notas de chocolate y café. Se siente como tomar jugo de jamón ahumado, y acostumbrado al impacto del humo de turba en la cebada más que en la madera.
Con información de Catador Itinerante
