Sinaloa.- “Tuve el primer aviso unos 10 días antes, temperaturas elevadas pero que no me dolían, porque sí, la calentura duele y mucho cuando pasa de los 40 grados” comienza a narrar Liz la historia más triste de su vida.
Da click aquí y encuentra más información de Línea Directa Portal en nuestra página de Google News
Es una sobreviviente del dengue hemorrágico que hoy puede hablar abiertamente de lo que sucedió hace 8 años cuando esperaba a su primer bebé, un varón de buen peso y tamaño que sería “un toro” de acuerdo a lo que su ginecólogo indicaba.
“Iba a ser un toro me decía la doctora, venía de muy buen tamaño mi niño, yo lo sentía patear mucho, se veían sus pies pegados a la piel, fue lo más hermoso que sentí en mi vida, pero la felicidad se cortó por culpa de un mosquito”, lamentó.
La joven de 35 años de la ciudad de Los Mochis, Sinaloa comenta que el periodo inicial se debió al dengue común; pensó que ahí terminaría todo cuando sintió una mejoría sistancial, sin embargo, nunca imaginó que el mismo mal atacaría dos veces, en esta ocasión mortal.
“En mi casa nunca acostumbranos a tener cacharros o botes con llantas, sí tenemos macetas pero cuidabamos todo; pero uno no puede controlar a los vecinos o el agua que cae y se queda donde uno menos piensa y sirve de casa para los mosquitos, en especial el que provocó que mi niño muriera y mi bebé se me fuera”, externó.
Recordó que tuvo una semana muy buena después del dengue normal, pero posteriormente las cosas cambiaron, las temperaturas eran intensas que no cedían, situación que la llevó nuevamente al hospital en donde comenzó a ver sangre entre sus uñas, sus encías, y en el lagrimal.
“Yo ya sabía del dengue hemorrágico pero cuando tuve esos síntomas nunca me imaginé que pudiera tener eso; el dolor generalizado era muy feo, me tumbó, no reaccionaba y ya comenzaba a delirar; mi bebé estaba muy acelerado pero de pronto ya no se movió, supe de inmediato que las cosas no estaban bien”, dijo.
Los recuerdos se le nublan, recuerda que comenzó a sentir dolores profundos y pedía información sobre su bebé, no eran dolores de parto ya que le faltaba mes y medio; el dolor era desde el alma y recorría todo su cuerpo.
“Lo último que recuerdo es que me llevaban en una camilla al área de cuidados intensivos, el doctor me pedía que me tranquilizara, pero ya no era yo la que hablaba, era mi alma que suplicaba que me dijeran lo que había pasado con mi bebé; recuerdo que el lugar era muy frío, y vi muchas luces pero me negaba a irme”, detalla.
Para ese entonces ya se le habían administrado plaquetas debido a que, posteriormente se enteró, se habían “caído al suelo”, había insuficiencia sanguínea y el bebé corría gran peligro y prácticamente él estaba aprovechando esas dosis que ella llama “de vida”.
“Si veía las bolsitas con las plaquetas, me decían que era para estar fuerte para mi y mi bebé, pero yo ya no lo sentía, en realidad ya había muerto dentro de mi hacía unas horas pero no me dijeron para no descontrolar las cosas y debilitarme más; pasó algo muy extraño, no me podían operar por mi debilitamiento, pero Dios hizo que mi niño se viniera como en parto, yo sentí cuando salió pero no lo escuché llorar, pero de pronto todo cambió y lo vi, vi a mi niño que frente a mí y supe que todo estaría bien”, recuerda con lágrimas en los ojos.
Insuficiencia sanguínea y las fuertes temperaturas acabaron con la vida del bebé de Liz, los médicos dijeron que era un milagro y ella sabe que su bebé dio la vida por su mami, sabiendo que tendría dos hermanos grandes y fuertes que le llevarían dos y 4 años de difrencia y que hoy preguntan por “Angel” como el pequeño que se puso frente a su mamá y le dijo que todo estaría bien.
“Mi niño dio la vida por mi, fue más valiente que yo, y aunque me quedé con los brazos vacíos y ese dolor intenso, hoy Dios tiene a mi lado a mis dos amores que me alegran la vida y que me hacen recordar a su hermano que sé que está con ellos y los cuida, como a mí, en cada paso que damo”, concluyó.
El dengue se caracteriza por el desarrollo rápido de una fiebre que puede durar entre cinco y siete días, con dolores intensos de cabeza, articulares, musculares y erupción. La erupción se desarrolla en los pies o las piernas, entre tres y cuatro días después de haber aparecido la fiebre.
La forma hemorrágica del dengue es más grave y se asocia con pérdida del apetito, vómitos, fiebre alta, dolor de cabeza y dolor abdominal. Pueden ocurrir shock e insuficiencia circulatoria. El dengue hemorrágico sin tratamiento causa la muerte hasta en el 50 por ciento de los casos
La única manera de prevenirlo es erradicar los hospederos del mosco transmisor, que pueden estar en tu patio o incluso dentro de tu propia casa, por ello la abatización y descacharrización son las acciones a seguir de manera apremiante más, cuando las lluvias sobrevienen, ya que tu vida puede estar en peligro.
Si estás embarazada y manifiestas fiebre, dolor atrás de los ojos, dolor de los músculos, dolor de cabeza, dolor de huesos, manchas en la piel (exantema), es importante no te automediques y acudas inmediatamente al médico para diagnosticar o descartar dengue; la atención oportuna marca la diferencia.
