?Budapest.- El “barro rojo” que ha inundado 40 kilómetros del suroeste de Hungría
con metales pesados altamente contaminantes puede suponer un grave
riesgo para la salud humana si se inhalan los restos de polvo que queden
al secarse, advirtió hoy la organización ecologista Greenpeace.
El vertido, provocado por la rotura el lunes de una balsa de la empresa
MAL Zrt, fabricante de aluminio, ha causado ya cuatro muertes y la
desaparición de seis personas.
La lodosa sustancia contiene grandes cantidades de silicio, hierro,
plomo y otros metales. Mientras las autoridades tratan de evitar que la
ola tóxica llegue al curso del río Danubio, en las localidades afectadas
la urgencia es ahora retirar el barro cuanto antes ya que, cuando se
seque, podría formar polvo cancerígeno.
Zsolt Szegfalvi, presidente de la oficina local de Greenpeace, explicó
que “cuando el barro se seque, los vientos podrán levantar el polvo, lo
que podrá causar problemas de salud para los habitantes”.
Por es, quienes trabajan en las tareas de limpieza están protegidos con
máscaras, aunque la lluvia que ha caído en la región tras el accidente
ha disminuido el riesgo para la salud.
Las autoridades ya han advertido que habrá que retirar la tierra
afectada, cubierta ahora por una capa de dos centímetros de espesor de
lodo tóxico, y que esta zona agrícola no podrá ser cultivada en al menos
un año.
Mientras, el PH del agua en el río Marcal es superior a 13, lo que indica un alto grado de alcalinidad muy venenosa.
Gabor Figeczky, responsable de WWE-Adena en Hungría, indicó que en el
curso superior de este río “ha muerto toda forma de vida”.
“El aire también está envenenado. Es irritante al respirar”, aseguró Figeczky, que se ha desplazado a la zona del desastre.
El Gobierno ha desplegado a 500 personas para que trabajen en las tareas
de limpieza y la construcción de diques que impidan que el vertido se
extienda a otros ríos y pueda llegar incluso hasta el Danubio, a unos
100 kilómetros del lugar del accidente.