Londres.- La coronación del rey Carlos III este sábado 6 de mayo promete ser un evento opulento y destacado, sin embargo, en lo que a su código de vestimenta se refiere, han surgido muchas dudas y señalamientos, pues el monarca parece estar marcando un cambio significativo en la tradición.
En primer lugar, cabe remontarnos a los eventos de coronación anteriores, donde el monarca suele usar vestiduras llamativas que no reflejan nada menos que su mandato divino, como una túnica bordada de seda dorada conocida como la “Supertunica“. Además, la multitud de asistentes se viste formalmente para coincidir.
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Tal fue el caso de la coronación de la Reina Isabel II en 1953, pues en ese momento la Abadía de Westminster estaba llena de pelucas empolvadas y vestidos de gala de etiqueta. E ncluso algunos aristocráticos llevaban tiaras pequeñas y “túnicas de coronación”, así como también capas de terciopelo forradas de piel, que a menudo se transmiten de generación en generación.
No obstante, las cosas serán completamente diferentes en el evento que formalizará la corona a Carlos III y su esposa Camila, pues en lugar de imponer un ‘dress code‘ lleno de túnicas elaboradas, guantes hasta el codo y cuellos de armiño el nuevo monarca quiere mantener las cosas un poco más informales.
Durante su coronación, el rey Carlos III vestirá con un tradicional uniforme, mientras que la reina consorte, Camilla, llevará un vestido de Bruce Oldfield, uno de los diseñadores favoritos de Lady Di. Ambos llevarán coronas históricas, como las coronas de San Eduardo y la Imperial del Estado por Carlos y Camilla, por su parte, lucirá la que llevó la reina María, bisabuela de Carlos III, en la coronación de Jorge V en 1911.
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Sin embargo, el hecho de que los reyes de Inglaterra lleven coronas, no quiere decir que los demás miembros vayan a ser igual de opulentos, ya que las invitaciones para la coronación señalaban el siguiente código de vestimenta: “Morning Dress, Lounge Suit o National Dress”, en otras palabras, los invitados asistirán vistiendo trajes clásicos o “de negocios”, siendo esta la primera vez que algo así ocurre durante una ceremonia de coronación.
Como era de esperar, la nueva norma fue recibida con horror en los círculos aristocráticos, quienes aspiraban a vestir con sus togas y trajes de etiqueta a la coronación del rey Carlos III y la reina Camila.
