?1-El rescatista que se perdió la misión de su vida por una entrevista”Por la boca muere el pez” fue el axioma que Óscar Arenas, operador de la unidad Esmeralda de El Teniente y bombero rancagüino, nunca entendió. A horas de ser designado como uno de los rescatistas que descenderían para ayudar a liberar a los 33 mineros atrapados en la mina San José, dio una entrevista al diario regional El Rancagüino, publicada el 10 de octubre pasado, que le costó esa privilegiada misión.Apenas el equipo de rescatistas, liderados por Ovidio Rodríguez, provenientes de esa misma División de Codelco, supo de la noticia, lo apartaron del grupo de los seleccionados. Cercanos a él contaron que se mostró arrepentido de entregar declaraciones al periódico de la Sexta Región. Se había preparado arduamente para el rescate de su vida, había trotado por las playas de Bahía Inglesa con mucho cuidado para no sufrir ninguna lesión, como un esguince, que lo marginara de esa vital misión.Fuentes de la cuprera argumentan que Arenas era uno de los más serios candidatos a descender a la mina, por sus 23 años de experiencia como rescatista en El Teniente y por ser un destacado voluntario del Cuerpo de Bomberos de Rancagua.2-Secom impone fuerte control informativo”Estoy súper decepcionado de lo que está pasando más allá de la barrera”, se lamentaba el viernes uno de los integrantes del equipo de rescate. Desde la semana pasada, la Secretaría de Comunicaciones del Gobierno (Secom) tomó el control de lo que se informaba a la prensa, dejando sin autonomía para conversar con los medios a los involucrados en las labores, como la Armada, la Fuerza Aérea, la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Codelco, las empresas que operaron las perforadoras (como Geotec) y los ministerios participantes. La barrera, el punto que aísla el lugar del rescate del Campamento Esperanza, se convirtió en una valla difícil de salvar para la prensa.”Nos pusieron una mordaza, es increíble”, agregaba la misma fuente. Otro cercano al proceso de rescate lamentó la política comunicacional aplicada por la Secom, que redujo los informes oficiales sólo a la conferencia de prensa diaria de los ministros de Minería, Laurence Golborne, y de Salud, Jaime Mañalich, más el jefe del rescate, André Sougarret. “Nos estamos farreando la posibilidad de dar a conocer la tecnología con que se trabaja en este rescate. Hay muchas innovaciones en esto y la gente no se entera”, se quejó la fuente. 3-El tiempo le dio la razón al ministro MañalichLa mañana del viernes, cuando llegó a la mina San José, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, hizo tres declaraciones a la prensa: que durante esa noche la T-130 llegaría al taller donde se encontraban los mineros, que se había decidido encamisar sólo un tercio del ducto y que el rescate comenzaría el martes 12.No alcanzaron a pasar dos horas antes de que apareciera la ministra secretaria general de Gobierno, Ena von Baer, a desmentir al ministro. “No podemos establecer el día exacto, pues depende de la situación con la cual los técnicos se encuentren en el momento en que lleguemos adonde los mineros”, señaló la autoridad, de quien depende la Secretaría de Comunicaciones (Secom), a cargo del control informativo en la mina.Sin embargo, el tiempo terminó dándole la razón a Mañalich. El rompimiento ocurrió en la mañana del sábado, el encamisamiento fue parcial y el operativo de rescate se inició anoche.4-Molestia en Carabineros por exclusión de la lista de los 16 rescatistas Carabineros fueron los primeros en llegar a la mina San José cuando supieron del accidente, el 5 de agosto y su Grupo de Operaciones Especiales (Gope) fue el primero en intentar el rescate de los 33 mineros. Sin embargo, luego de que fracasaran sus intentos por llegar a los atrapados a través de los ductos de ventilación de la mina, los efectivos del Gope fueron relegados a labores más secundarias.Pero el momento más duro para los uniformados fue el miércoles 6, cuando entre los 16 rescatistas que presentó el equipo a cargo de la Operación San Lorenzo no se consideró a ningún efectivo del Gope. En la institución, la noticia causó total indignación. Por ello, al día siguiente se añadió a un 17º rescatista, un experto en primeros auxilios del Grupo de Operaciones Especiales. Claro que, a diferencia de lo que pasó con los 16 primeros, el cabo primero Patricio Sepúlveda, nunca fue presentado oficialmente como parte del grupo. El ministro Golborne sólo hizo referencia a él el viernes, a raíz de una pregunta periodística, pero sin mencionar su nombre.5-La difícil relación entre el ingeniero Fortt y CodelcoLo que no comenzó bien terminó muy mal. La difícil relación entre el ingeniero de minas y consultor independiente Miguel Fortt, el primero en comandar las labores de búsqueda de los 33 mineros, y el equipo de rescate de Codelco, marcó gran parte de los 69 días de la Operación San Lorenzo. Santiago de Chile.- “El trato de Codelco fue un poco avasallador”, contó el experto con residencia en Caldera al referirse a su marginación de la coordinación del rescate, a la semana de ocurrido el accidente, y pese a que él propuso el uso de múltiples sondas de perforación para contactar a los atrapados.Lo que siempre molestó a Codelco es que Fortt aparecía muchas veces en los medios adelantando las acciones que realizaría el equipo de rescate.Pero el ingeniero jugó un rol clave estableciendo un nexo entre las explicaciones técnicas de Codelco y el entendimiento de las familias. Pese a esto, hace cuatro días Fortt fue marginado de la nómina del equipo de rescate, tras una fuerte discusión “a viva voz”, como el propio involucrado cuenta, con un supervisor de la cuprera estatal, que le impidió a acceder a la información y los detalles de los últimos días de labores de rescate.6-El otro accidente que angustió a “los 33″El miércoles 22 de septiembre, el martillo de la perforadora T-130 se desprendió cuando trabajaba en ensanchar el ducto por el cual, tres semanas después serían rescatados “los 33”. La paralización de la faena detonó episodios de gran tensión en algunos de los atrapados. “Cuando se quebró el martillo se pararon las máquinas y cuando conversamos con ellos, lo único que querían era que los sacaran ya, altiro. Estaban desesperados por no escuchar las máquinas. A Mario le decíamos por el teléfono que no se podía, pero no escuchaba razones. Pensaban que los iban a dejar enterrados”, cuenta María Cortés, cuñada de Mario Gómez. “Son cosas mineras y se manejaron dentro de la cultura minera. No hubo descontrol, sólo una angustia entendible”, señala Alberto Iturra, coordinador de los psicólogos del operativo de rescate.7-Cuando se levantó un altar como postrer homenajeEl llanto con que el ministro Laurence Golborne relató del fracaso de las primeras labores de rescate ante un nuevo derrumbe al interior de la mina San José, el sábado 7 de agosto, dos días después del accidente que atrapó a los mineros, no fue el único. Los tres rescatistas que primero ingresaron al pique, entre ellos Pablo Ramírez, de la minera San Esteban, y otros dos efectivos del Gope de Carabineros, también lloraron de frustración luego de escapar milagrosamente ante un desprendimiento de roca que también pudo atraparlos o matarlos.Frustrados y desganados, los primeros rescatistas se despojaron de sus guantes y cascos en la entrada de la mina e instalaron una especie de altar, como homenaje a sus compañeros que creían perdidos para siempre.Las lágrimas de los rescatistas fueron percibidas por los familiares como la sentencia de sus seres queridos. Enfurecidos, pidieron explicaciones del desastre a la empresa dueña del yacimiento, que hasta ese día no se había pronunciado. “Por el caos que se venía, obligamos al gerente de mina, Pedro Simunovic, a bajar de la mina y dar una explicación a la gente”. Así, todo el mundo vio la imagen de un nervioso ejecutivo, acorralado por los familiares, protegido por carabineros, tratando de explicar lo inexplicable.
Siete historias desconocidas del rescate en Chile
El segundo derrumbe que casi atrapó a los primeros rescatistas, el férreo control comunicacional, la difícil relación entre Fortt y Codelco
Fuente: Internet