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"La calle hacía olas, como una cama de agua", narra mexicano

Julio César Rentería ha vivido once años en Japón y asegura que nunca había sentido un temblor similar al que sacudió el viernes al país nipón

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?Ciudad de México.- Julio César Rentería estaba trabajando en un sótano en
el centro de Tokio cuando inició el sismo de
8.9 grados del pasado viernes.
En entrevista telefónica el mexicano asegura que nunca
había sentido un sismo de magnitud similar en Japón. “La calle hacía olas, como
una cama de agua”, recuerda.
Con once años viviendo en la capital nipona, Julio César cuenta que desde que
llegó al país la plática cotidiana al inicio de cada año es el temor de que vaya
a ocurrir un sismo de magnitudes catastróficas.
“Lo había escuchado tanto que me daba risa, pero cuando tembló supe que de
eso era de lo que estaban hablando”, aseguró.
En Japón el servicio de telefonía celular emite una alerta sísmica cada que
ocurre un movimiento de gran intensidad, sin embargo en esta ocasión la alerta
no llegó, señala.
“Un compañero de trabajo llegó corriendo a decirnos que estaba temblando. Yo
salí con otros dos compañeros a la calle”, recordó. Como él, cientos de
personas evacuaron la zona de oficinas en donde trabaja y permanecieron en la
calle, con temperaturas cercanas a los cero grados centígrados, atentos a las
réplicas más fuertes del terremoto.
Julio César refiere que el caos en la ciudad más poblada del mundo era
considerable. Los servicios telefónicos se colapsaron y el tráfico saturó las
calles.
Después del sismo, la gente buscaba la forma de regresar a sus casas,
recuerda, pero la suspensión del servicio de trenes, el transporte más usado en
Tokio, provocó que las calles se llenaran de personas que demoraron hasta cinco
horas en regresar a sus hogares.
“En Japón hay gente que toda su vida se ha movido en tren y que no sabe
regresar a su casa caminando. Muchos iban por la calle con mapas o el GPS de su
celular viendo hacia dónde caminar”, cuenta.
De todo lo que vio en Tokio, Julio César destaca el orden que mantuvieron las
personas ante la tragedia y los escasos daños que se registraron en la capital.

“Generalmente en un terremoto la gente se queda tranquila esperando a que
pase. Yo siempre he buscado salirme de donde estoy pero soy la única persona.
Después del sismo la gente salió a la calle y permanecían callados”.
Un día después del temblor, Tokio se encuentra en calma, dice Julio César.
Las autoridades han pedido a las personas que no salgan de sus hogares por lo
que las calles lucen vacías, sin embargo aún existe el temor por las posibles
réplicas y la emergencia nuclear, aunque las autoridades han descartado
cualquier amenaza para la capital, en donde no se perciben daños severos.
“Yo estaba seguro que los edificios se iban a caer, los postes eléctricos se
movían muy feo, y me sorprendió ver que ni los anuncios se cayeron; no vi nada
de destrucción”, contó el mexicano, quien destacó la diferencia de esta
catástrofe con la vivida en México durante el sismo de 1985.
Recuerda que en aquella ocasión él acudió a entregar equipo para los
rescatistas que trabajaban en los edificios colapsados de la colonia Roma y
asegura que lo impactó el daño que vio en la Ciudad de México, algo que hasta el
momento no ha visto en Tokio.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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