República Democrática del Congo. La Iglesia Católica se encuentra en un momento definitorio tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril. Mientras los ojos del mundo se posan sobre Roma, al menos seis nombres resuenan con fuerza en las discusiones previas al cónclave, y uno de ellos es el de Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa. Es uno de los seis cardenales considerados con mayores posibilidades de asumir el papado.
Ambongo, de 65 años de edad, nació en una humilde familia del norte de la República Democrática del Congo. Su vida estuvo marcada desde temprana edad por la fe. Aprendió a rezar el rosario a los tres años. Ingresó a la orden de los Frailes Menores Capuchinos y fue ordenado sacerdote en 1988. Complementó su formación en Roma, especializándose en teología moral.
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Su ascenso en la jerarquía eclesiástica ha sido constante. Nombrado obispo en 2004 por Juan Pablo II, fue designado arzobispo de Kinshasa en 2018 y creado cardenal por Francisco en 2019. Desde 2023, preside el Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar, y desde 2020 integra el influyente Consejo de Cardenales.
Ambongo ha sido una voz crítica en su país, denunciando corrupción, violencia y explotación de recursos. Su papel en las protestas por elecciones libres entre 2016 y 2018 lo consolidó como líder moral, aunque también lo enfrentó al poder político.
Pastoralmente, defiende una Iglesia más arraigada en las culturas africanas, pero mantiene posturas conservadoras en temas sensibles. Su rechazo a la bendición de parejas del mismo sexo lo distanció de sectores progresistas, aunque reforzó su perfil entre los cardenales más tradicionales.
Su posible elección no solo marcaría un hito como primer Papa africano en más de mil años, sino que también traería una voz fuerte del sur global a la cúpula de la Iglesia.