Roma. Durante la mañana del Jueves Santo, el Papa Francisco cumplió con los ritos eclesiásticos y lavó los pies a 12 jóvenes detenidos de una cárcel de menores en Roma.
Tras su hospitalización a causa de una infección pulmonar la semana pasada, el sumo pontífice se presentó sin la silla de ruedas a la cárcel y caminando con la ayuda de un bastón.
Como lo marca la tradición cristiana, el Papa representó como parte de la Semana Santa el gesto de humildad que tuvo Cristo con sus apóstoles antes de ser arrestado, condenado a muerte y crucificado un viernes en Jerusalén, acudiendo a la prisión de Casal del Marmo, al norte de la capital italiana, repitiendo el rito que realizó en ese mismo lugar en 2013.
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En la prisión, el Papa Francisco se paró frente a cada uno de los 12 jóvenes detenidos, entre ellos dos chicas, para lavarles los pies que incluso se agachó a besar.
Algunos de los jóvenes agradecieron el gesto con un beso en la mano, mientras que otros sólo intercambiaron algunas palabras con él.
“Voy a cumplir con este ritual. No es folclor. Espero salir de ésta porque no puedo caminar muy bien”, explicó el Papa.
El Vaticano señaló que en el rito del lavado de pies realizado por el Papa destacando que entre los jóvenes había un musulmán, además de dos mujeres y católicos de varias partes del mundo.