Estados Unidos. El rápido avance del incendio Hughes, desatado el miércoles al norte de Los Ángeles, obligó a más de 50 mil personas a abandonar sus hogares o mantenerse bajo advertencia de evacuación. En tan solo seis horas, el fuego arrasó 15 millas cuadradas de árboles y matorrales cerca del lago Castaic, mientras los bomberos trabajaban incansablemente para contener las llamas.
La Interestatal 5, una arteria principal que conecta el norte y sur de California, fue cerrada en un tramo de 30 millas para facilitar el movimiento de equipos de emergencia y prevenir accidentes causados por el denso humo.
El incendio, que inició a última hora de la mañana, tuvo una respuesta inmediata tanto por tierra como por aire. Aviones especializados lanzaron decenas de miles de galones de retardante de fuego, aprovechando que los vientos no eran tan fuertes como en los incendios Eaton y Palisades, que han ardido sin control durante tres semanas en la misma región.
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“Aunque hemos logrado avances significativos, ciertamente todavía no estamos fuera de peligro”, declaró Joe Tyler, director de Cal Fire. Hasta ahora, no se han reportado viviendas ni estructuras dañadas, pero las autoridades mantendrán una vigilancia constante.
Más de 31 mil personas recibieron órdenes de evacuación obligatoria, mientras que otras 23 mil se encontraban bajo advertencia, según informó el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna. La prioridad de los bomberos sigue siendo proteger a las comunidades cercanas y contener el fuego antes de que las condiciones climáticas cambien.
“La situación en la que nos encontramos hoy es muy diferente a la situación en la que nos encontrábamos hace 16 días”, agregó Marrone, subrayando la importancia de la rápida intervención para controlar el avance del incendio.