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La debilidad del Papa Francisco por los enfermos

Todos los miércoles abraza y besa a enfermos en la Plaza San Pedro

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Ciudad de México.- El Papa Francisco ha dicho que hay que ver en los enfermos
«la carne de Cristo». Lo dice, sobre todo, con sus gestos cada
miércoles en la plaza de San Pedro. En cada audiencia general dedica
siempre más tiempo a estrechar manos desde el «papamóvil», a besar niños
que le acercan y a abrazar enfermos que a la lectura de su catequesis.
Casi todos los miércoles besa a alguna persona afectada por
una grave enfermedad. La mayor parte de las veces, esos gestos escapan a
las cámaras fotográficas. Las cámaras televisivas del Vaticano graban
siempre esas escenas entrañables pero no las entregan a las agencias,
pues son encuentros personales.
Esta vez, la habilidad de un fotógrafo capturó la secuencia de afecto del Papa con un enfermo muy desfigurado por verrugas
por toda la cara y la cabeza. Pocas personas se habrían atrevido a
tocarle, pero el Papa fue hacia él, le abrazó y le beso.
Su gesto recuerda el abrazo de San Francisco al leproso,
que el Papa comentó durante su visita a Asís el pasado 4 de octubre. El
muchacho de familia rica se cruzó con un leproso en un camino y en lugar
de evitar el contacto, se acercó para abrazarle. El Papa explicó que
ese abrazo cambio la vida del muchacho, poniendo en marcha un río
caudaloso de servicio y de bondad que llega hasta nuestros días.
El Papa Francisco se desvive con las personas necesitadas.
Por eso acariciaba de vez en cuando el pasado 26 de octubre a un niño
autista que no quería separarse de él durante el encuentro del sábado
por la noche con doscientas mil personas venidas a la peregrinación
mundial de las familias. El video ha dado la vuelta al mundo. Didier, un
niño abandonado en Colombia y adoptado, junto con su hermano, por una
familia italiana hace dos años, se sienta en el sillón del Papa, le
agarra, y trae a gente para que le salude. Francisco le deja hacer.
Dos horas antes de abrazar al enfermo con el rostro
desfigurado, el Papa había besado y abrazado a Noemí, una niña de año y
medio afectada por atrofia muscular espinal (AMS), que se está muriendo.
Francisco lleva varios meses consolando a los padres,
Andrea y Tahereh, que viven en Chieti, a doscientos kilómetros de Roma.
Le escribieron una carta para pedirle ayuda, el Papa les respondió con
una llamada telefónica y desde entonces se mantienen en contacto. La
trajeron el miércoles a Roma para que el Papa pudiese verla en persona
antes del previsible fallecimiento.
Francisco no se resigna, y pidió oraciones por Noemí en la
audiencia general. Ochenta mil personas rezaron en silencio, y luego el
Papa dirigió el rezo, todos juntos, de un Ave María: «pidamos al Señor
que ayude en este momento a Noemí y le dé la salud».

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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