Alemania.- Las manifestaciones y protestas de activistas ambientalistas continúan dejando mucho de qué hablar, ya que este jueves un grupo ecologista radical han irrumpido al aeropuerto de Berlín, bloqueando la pista de despegue de los aviones e impidiendo el tráfico aéreo.
En redes se ha divulgado imágenes y videos del grupo autodenominado “Última Generación“, donde algunos se han pegado al asfalto de la pista, mientras que otros dan vuelta por la zona en bicicleta, paralizando el tráfico aéreo.
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Las exigencias del grupo que decidieron llevar a cabo la actividad de interrumpir la circulación aérea se muestran en una pancarta, las cuales reclaman el abaratamiento del transporte público más baratos en lugar de vueltos en jet privado desde aeropuertos subvencionados. Así como la introducción de un límite de velocidad en las autopistas alemanas. Igualmente se ha sabido que hubieron otros conjunto de personas que bloquearon una arteria principal del céntrico barrio de Prenzlauer Berg.
En las redes sociales del grupo han defendido sus acciones, además de citar algunas personalidades públicas, defendido sus acciones, entre ellos el expresidente del Bundestag y exministro de Finanzas Wolfgang Schäuble.
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“Los jóvenes tienen razón. Sin su presión el Gobierno, se movería más lentamente en cuanto a la lucha contra el cambio climático”, cita un comunicado de Última Generación a Schäuble.
Sin embargo, la declaración de Schäuble no se refiere concretamente a las acciones de Última Generación sino en general a las protestas de grupos juveniles, entre ellos otros mucho menos radicales en sus procedimientos como Fridays for Future.
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Otra figura notable del país entra al juez Michael Hassemer, al que el grupo ha dicho que la crisis climática y la falta de acciones contra ella tiene consecuencias tan graves que se justifican medidas excepciones y que hay que aceptar incluso violaciones de la ley, desde su perspectiva.
También justifican que el bloqueo al aeropuerto, diciendo que el avión no es un medio de transporte normal para ciudadanos normales y señala que cerca del 80 por ciento de la población mundial no lo ha usado nunca.
