Estados Unidos. SpaceX enfrenta un desafío importante tras la explosión de su nave Starship durante su octavo vuelo de prueba. El 6 de marzo de 2025, la nave más grande del mundo sufrió una pérdida de control debido a una serie de fallos técnicos. Aunque la causa precisa del incidente aún está bajo investigación, se cree que la explosión ocurrió sobre el Atlántico, cerca de las Bahamas y la República Dominicana.
El vuelo comenzó de manera prometedora, con el cohete propulsor Super Heavy alcanzando un logro significativo al aterrizar con éxito en la plataforma de lanzamiento en el sur de Texas.
Este hito marcó la tercera recuperación exitosa de esta etapa del cohete, lo que reforzó las expectativas de éxito para la misión. Sin embargo, tras ocho minutos de vuelo, varios motores de la nave fallaron, lo que provocó una rotación incontrolada y finalmente llevó a la destrucción de la nave.
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La Administración Federal de Aviación (FAA) ha iniciado una investigación formal para identificar las causas del incidente y tomar las medidas necesarias. Este nuevo fracaso se suma a otro ocurrido en enero de 2025, lo que ha generado aún más presión sobre la compañía.
A pesar de estos contratiempos, SpaceX sigue adelante con sus ambiciosos proyectos. La empresa continúa invirtiendo en el desarrollo de la Starship, que tiene como objetivo realizar misiones tripuladas a la Luna, Marte y otros destinos del sistema solar. Además, SpaceX sigue con sus planes de expansión en nuevas instalaciones en Florida, el Pacífico y el sur de Texas, con la esperanza de superar estos desafíos técnicos y alcanzar sus metas de exploración espacial.