Estados Unidos. La administración de Donald Trump ha reforzado su política migratoria con la creación de una nueva zona militar en Texas, designada como “Área de Defensa Nacional”. Esta decisión se suma a una medida similar implementada semanas antes en una base de Nuevo México, donde se estableció una franja de 18.3 metros de ancho con fines de seguridad fronteriza.
Estas áreas permiten a las tropas estadounidenses detener temporalmente a personas que crucen ilegalmente, aunque la responsabilidad de los arrestos sigue siendo del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Según el Departamento de Defensa, los migrantes que ingresen a estas zonas serán entregados a la Patrulla Fronteriza o a otras autoridades civiles.
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Hasta el momento, 82 personas han sido acusadas de ingresar en estos espacios restringidos, pero ninguna ha sido detenida directamente por soldados. La medida evita recurrir a la Ley de Insurrección de 1807, que autoriza al presidente a emplear al Ejército para controlar disturbios civiles, y que Trump consideró aplicar tras su regreso al poder.
El presidente había solicitado al Pentágono y al Departamento de Seguridad Nacional evaluar la necesidad de aplicar dicha ley. No obstante, de acuerdo con un funcionario del gobierno que prefirió permanecer en el anonimato, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, recomendó no activarla por el momento. Cabe recordar que esta ley fue utilizada por última vez durante los disturbios en Los Ángeles en 1992.
Actualmente, cerca de 11 mil 900 soldados están desplegados en la frontera suroeste. Pese a este despliegue, marzo registró la cifra más baja de cruces ilegales en los registros recientes del gobierno.