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México.– El mundo ha quedado asombrado desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, sobre todo por la lucha de supervivencia que ha tenido el pueblo ucraniano.
La nación que dirige Vladimir Putin se ha visto sujeta a un aislamiento más repentino y total que el experimentado por cualquier potencia importante en la historia reciente.
Cabe señalar que en Rusia, las empresas extranjeras están huyendo del país, mientras que los equipos rusos fueron excluidos de las competiciones internacionales de fútbol y de otros deportes.
Es importante mencionar que las élites rusas hacen a un lado a Putin y hacen las pases con Ucrania, después de haber experimentado las consecuencias de la agresión y la autocracia.
En caso de que Putin no gane la guerra contra Ucrania, Rusia se volvería más dependiente de China esto a medida que buscará alternativas económicas y tecnológicas a Occidente.
Lo que cambiaría en sí, no sería tanto las políticas rusas sino el poder ruso, es decir, el costo de seguir adelante es el desgaste continuo de la economía, la modernización tecnológica retrasada y un debilitamiento a largo plazo del potencial militar de Moscú.
Y en caso de que Putin caiga será reemplazado por un líder igualmente represivo, ambicioso y xenófobo.
Sin embargo, la realidad eventual podría divergir de cualquiera de estos escenarios y el ejercicio podría ilustrar dos puntos importantes.
E inclusive Estados Unidos enfrentaría enormes desafíos para ayudar a un Rusia liberalizadora a salir del régimen autoritario.