Roma. La muerte del papa Francisco, ocurrida el 21 de abril de 2025, movilizó a miles de fieles hacia el Vaticano. Este miércoles, la Plaza de San Pedro volvió a llenarse de creyentes atentos al inicio del cónclave, el proceso mediante el cual los cardenales elegirán al nuevo líder de la Iglesia católica.
Aunque la votación se realiza en estricto secreto dentro de la Capilla Sixtina, el evento atrae a multitudes de todo el mundo. Pero esta histórica ceremonia también conlleva una considerable carga financiera, tanto para el Vaticano como para las autoridades italianas.
El Vaticano, a pesar de no estar obligado a transparentar sus cuentas como un Estado convencional, ha dado a conocer estimaciones sobre el gasto que implica un cónclave. Según datos oficiales, la Santa Sede cubre todos los costos relacionados con los cardenales, incluidos vuelos, hospedaje, alimentación y otros servicios tanto para el funeral como para la elección papal. Este año, además, no se contará con patrocinadores comerciales.
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En 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, la Santa Sede reportó un déficit de 24 millones de euros, equivalentes a unos 27 millones de dólares hoy. Italia, por su parte, invirtió 4.5 millones de euros —actualmente unos 5.1 millones de dólares— en seguridad y logística.
A pesar del gasto, la derrama económica es significativa. Solo por el funeral, hoteles cercanos al Vaticano cobraron entre 200 y dos mil euros por noche, muy por encima de sus tarifas regulares, que rondan los 170 a 780 euros.