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El Papa apuesta a transparentar ”vatileaks” con juicio a mayordomo

En los últimos siete meses la Sede Apostólica ha vivido una de las peores crisis mediáticas de su historia moderna, con una seguidilla de publicaciones en la prensa mundial

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Ciudad del Vaticano.- El juicio al ex mayordomo papal, Paolo Gabriele, demuestra la decisión
de Benedicto XVI de llegar al fondo de la maniobras que desencadenaron
el “vatileaks”, el escándalo por la filtración a la prensa de documentos
confidenciales del pontífice.En varias ocasiones el portavoz de
la Santa Sede, Federico Lombardi, dejó en claro que el proceso judicial
por el delito de “robo agravado” contra Gabriele, que iniciará este
sábado 29 de septiembre en los tribunales vaticanos, responde a una
expresa voluntad de transparencia del Papa.En los últimos siete
meses la Sede Apostólica ha vivido una de las peores crisis mediáticas
de su historia moderna, con una seguidilla de publicaciones en la prensa
mundial de informaciones sobre los asuntos más delicados y
controvertidos del actual pontificado.Todo inició el 25 de
enero, cuando el programa “Gli Intoccabili” (Los Intocables) del canal
de televisión italiano La7 difundió una serie de cartas en las cuales un
funcionario de alto nivel denunciaba al Papa supuesta corrupción y
favoritismo en las licitaciones del Vaticano.La transmisión se
convirtió en una bomba mediática, que fue sucedida por otras
filtraciones como una carta que sugería que la vida de Joseph Ratzinger
corría peligro o diversos documentos sobre la situación de las
instituciones financieras papales, todos difundidos por el diario “Il
fatto quotidiano”.El día 6 de febrero la Gendarmería Vaticana
cursó una primera denuncia ante la justicia vaticana, mientras la sala
de prensa de la Santa Sede emitió una serie de comunicados para
desmentir las publicaciones de prensa.Los intentos por parar la
cascada mediática fueron inútiles, a esa altura el escándalo se
encontraba en su punto más álgido y ya contaba con un apelativo: el
“vatileaks”, una fuga de noticias orquestada por los “cuervos”,
empleados pontificios responsables de las filtraciones.La crisis
se profundizó el sábado 19 de mayo con la salida a la venta en Italia
el libro “Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI” del
periodista Gianluigi Nuzzi. El escrito incluyó la transcripción literal
de decenas de documentos.Ellos se referían a los más variados
temas: desde el caso de los Legionarios de Cristo hasta la mediación
para un alto al fuego del terrorismo vasco, desde supuestos casos de
corrupción hasta las “luchas de poder” entre obispos, arzobispos y
cardenales.Por eso la reacción del Vaticano fue dura: calificó a
la publicación como una “iniciativa criminal” y se reservó el derecho
de proceder legalmente contra los involucrados en la misma.Dos
días después, el 21 de mayo, tuvo lugar una reunión clave: en una de las
habitaciones de los aposentos papales se encontraron los principales
exponentes de la llamada “familia pontificia”, es decir todos los
colaboradores cercanos a Benedicto XVI.Ante el grupo, de no más
de 10 personas, el secretario privado de Joseph Ratzinger, Georg
Gaenswein, preguntó a cada uno si tenía que ver con las filtraciones.
Todos negaron cualquier involucramiento, incluso el mismo Paolo
Gabriele, quien rechazó la versión con firmeza.Pero sobre él ya
habían caído las primeras sospechas. De hecho Gaenswein debió preguntar
dos veces al mayordomo si estaba seguro de su respuesta.Simultáneamente
las pesquisas continuaron, por un lado la Gendarmería Vaticana ya tenía
en la mira a Paolo Gabriele mientras una comisión de tres cardenales,
establecida por el Papa, sostenía audiciones con varios empleados de la
Santa Sede a varios niveles. La tarde del 23 de mayo la
Gendarmería realizó un cateo a la casa del mayordomo, dentro del
territorio vaticano, donde encontró decenas de copias de documentos
confidenciales propiedad del Papa. Ese mismo día Gabriele fue detenido y
un día después, el arresto fue confirmado. Los acontecimientos
se precipitaron en los siguientes días, con el cateo en las oficinas de
una persona de Claudio Sciarpelletti, un informático de 48 años y
empleado de la Secretaría de Estado del Vaticano, a quien se le encontró
un sobre con informes confidenciales.El 25 de mayo fue
arrestado y pasó toda la noche en una celda de seguridad del cuartel
general de la Gendarmería Vaticana, donde desde el día anterior se
encontraba también Gabriele. Al día siguiente el programador fue puesto
en libertad provisional, pero con la imputación de “favorecimiento”.Sciarpelletti
deberá comparecer con la acusación de ese delito en el mismo juicio que
el mayordomo, a partir del 29 de septiembre. Ya el 29 de mayo el
informático ofreció declaraciones espontáneas a la Policía Judicial.Mientras
tanto los gendarmes y la comisión de cardenales continuaron sus
investigaciones, los magistrados vaticanos avanzaron con diversos
interrogatorios a Paolo Gabriele, que permaneció privado de su libertad
hasta el día 21 de julio, un total de 59 días.Entonces se le
concedió el régimen de arresto domiciliario. Acto seguido los
magistrados procedieron a confeccionar la “requisitoria” con la cual se
declaró el envío a juicio a ambos imputados, el mayordomo y
Sciarpelletti, y que fue dada a conocer el 13 de agosto.IN

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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