Estados Unidos.- Una escena de película se reportó el pasado jueves 29 de diciembre en dos condados de Estados Unidos, donde al menos 30 patrullas emprendieron la persecución de un sujeto que acababa de asesinar a Isaiah Cordero, un policía de 32 años que realizaba un control de tráfico en Jurupa Valley.
El uniformado, quien operaba como sheriff del condado de Riverside, recibió un disparo mortal cuando se aproximaba a uno de los vehículos en el control de tráfico, pues el sujeto en su interior sacó un arma y le disparó sin ninguna compasión. En ese momento el agresor se dio a la huida a toda velocidad, provocando que más de una docena de patrullas lo siguieran a través de diferentes autopistas.
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La camioneta del responsable pasó por encima de una banda de clavos en la autopista 60, pero esto no lo detuvo y siguió adelante, atravesando un camino hacia el sur por la Interestatal 15 hasta Norco, California. No obstante, al llegar a la salida de la calle 6 de la carretera 15, su auto ya echaba humo y sus neumáticos estaban destrozados.
La persecución terminó con un enfrentamiento a tiros entre los uniformados y el agresor, quien fue abatido metros después, cuando su auto dejó de funcionar y se vio acorralado. En el intercambio de balas participaron más de 10 agentes quienes abrieron fuego contra el sujeto.
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Finalmente, el pistolero fue identificado como William Shea McKay, de 44 años de edad, quien vivía en el condado de San Bernardino. La razón de por qué Cordero había detenido al sujeto, no obstante, los investigadores revisarán las imágenes de la cámara corporal del agente del sheriff.
