Ginebra, Suiza.- Un equipo de científicos
suizos ha establecido un vínculo entre el frío extremo y algunos de los
momentos más dramáticos de la Historia de Europa, como la peste negra del siglo
XIV, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) o la invasión de Rusia por parte
de las tropas napoleónicas en 1812.
El estudio, publicado en la revista estadounidense “Proceedings of the
National Academy of Sciences” (PNAS), es obra de investigadores del
Instituto de Investigación Federal Suizo (WSL) y de la Universidad de Berna, y
se basa en la reconstrucción climatológica en Europa central y del Este desde
el año 1040.
La reconstrucción se realizó sobre la base del método de los tres anillos o
dendrocronología, ciencia que se ocupa de la datación de los anillos de
crecimiento de árboles y arbustos, y que actualmente es muy utilizada en el
estudio del medio terrestre, la arqueología, la historia del arte y la
conservación del patrimonio.
En este caso, el estudio de 545 muestras de distintos árboles y madera de
alerce recogidos en las montañas eslovacas de Tatra, en el noreste de la
cordillera de los Cárpatos, sirvió para determinar con gran exactitud las
temperaturas registradas en buena parte del continente entre los meses de mayo
del siglo XI y nuestros días.
La interpretación es que hay interacción entre clima y cultura, porque los
eventos más trágicos de la Historia del continente europeo coinciden con los
registros más bajos de temperatura, si bien los científicos son muy cautos
sobre las conclusiones.
“La conclusión del estudio no es que en cada fase fría de la Historia haya
un evento de este tipo. Tampoco significa que las temperaturas gélidas fuesen
la causa de estos acontecimientos, sino que pudo haber una relación entre el
frío y la forma en que se desarrollaron esos momentos históricos”,
manifestó a Efe Ulf Büntgen, miembro del WSL y director del estudio.
En el caso de la peste negra, que se estima que mató a 25 millones de personas
(un tercio de la población del continente en aquel entonces), Büntgen explicó
que el frío pudo agravar la pandemia al facilitar su expansión y “dejar
más vulnerable a la sociedad ante los efectos de la bacteria”.
En el caso de la Guerra de los Treinta Años, en la que intervinieron las
principales potencias europeas de la época, las temperaturas gélidas pudieron
empeorar el conflicto, ya que las condiciones climáticas extremas “hacen
disminuir la productividad y aumentan la inseguridad alimentaria de la
población”, indicó.
En cuanto a la invasión de Rusia por parte de Napoleón, es de sobra conocido
que fue el “general invierno” en el especialmente frío año de 1812 el
que agotó y diezmó a las tropas francesas, obligadas a abandonar Moscú tras
lograr su conquista militar.
Los datos obtenidos revelan que las primaveras entre los años 1808 y 1837
estuvieron entre las más frías de la Historia, y prueban que hubo lo que estos
científicos denominan una “pequeña era glacial” entre los años 1350 y
1850, un periodo en el que hubo muchas erupciones volcánicas y una actividad
solar más débil.
En cualquier caso, Büntgen pidió no simplificar los resultados de estas
investigaciones, ya que las relaciones entre el clima y la cultura son
“extremadamente complejas”.
“Esta investigación es un primer paso, no es un producto final. Nuestro
trabajo ha sido reconstruir las temperaturas del último milenio por primera vez
en Europa central y del este. Con los resultados pretendemos estimular el
debate sobre las posibles interacciones climático-culturales para avanzar en el
estudio de la Historia”, aclaró el experto.IN