Italia.- Este lunes 28 de abril se celebró en Roma el tercer novendial en sufragio del papa Francisco. Durante la misa, el cardenal Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma, dirigió un llamado a los cardenales electores para que elijan a un pontífice capaz de continuar y consolidar los cambios impulsados por Francisco, dejando de lado intereses mundanos.
Reina centró su homilía en una reflexión sobre el futuro de la Iglesia:
¿Qué será de los numerosos procesos de reforma de la vida de la Iglesia iniciados por el Papa Francisco y que van más allá de las afiliaciones religiosas?
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Recordó que el pueblo reconoció en Francisco a un pastor universal, y advirtió que la barca de Pedro necesita mantenerse en una ruta abierta, dispuesta a afrontar nuevos desafíos. Es así que recordó a los cardenales:
Nuestro deber es discernir y ordenar lo que ha comenzado, a la luz de lo que nuestra misión nos exige, en dirección a un nuevo cielo y una nueva tierra.
De cara al próximo cónclave, el cardenal subrayó que no se trata solo de elegir un líder, sino a un guía que no tema a los cambios que exige el Evangelio:
Buscar un pastor hoy significa buscar a quien sepa gestionar el miedo ante las exigencias del Evangelio.
En su mensaje, insistió en la necesidad de un pastor con la mirada de Jesús, capaz de reconocer la humanidad divina incluso en medio de un mundo que muestra rasgos de deshumanización, y de guiar al pueblo de Dios en unidad, armonizando carismas y ministerios. También advirtió sobre el riesgo de caer en la comodidad espiritual:
No podemos permitirnos esa pereza mental y espiritual que nos ata a formas conocidas de vivir la fe, deseando repetirlas sin cesar, subyugados por el miedo a las pérdidas que traen los cambios.
Reina evocó la compasión de Cristo por las multitudes, describiéndolo como el Pan que no defrauda y el Agua que sacia para siempre. Al igual que Moisés en el final de su vida, recordó, Jesús intercede para que su pueblo no quede sin guía:
Esta es ahora también la oración de toda la Iglesia y de todos los hombres y mujeres que piden ser acompañados en el esfuerzo de la vida.
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Al final de su intervención, el cardenal destacó el testimonio de Jesús como el Buen Pastor, que entrega su vida como semilla para la salvación de muchos. E incluso recordó el último gesto público del papa Francisco, su incansable entrega durante la bendición del Domingo de Pascua, un día antes de su fallecimiento:
Ese gesto extremo, total, agotador del sembrador me hizo pensar en el Domingo de Pascua del Papa Francisco, en aquella entrega sin límites para bendecir y abrazar a su pueblo, el día antes de morir. El último acto de su incansable siembra del anuncio de las misericordias de Dios. Gracias Papa Francisco.
