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?Aquí no entráis, por mi vida?

Alberto Casillas se convirtió en el héroe del 25-S por resguardar y defender a 200 manifestantes que huían de la policía en el restaurante donde trabaja, pero ahora vivió un dia triste cuando un grupo de jóvenes lo amenazaron

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Madrid.- Alberto Casillas ha pasado los últimos días recibiendo felicitaciones de decenas de personas en la cafetería El Prado en la que lleva varios años trabajando de mesero.

El martes se convirtió en el héroe de la manifestación
convocada bajo el Lema “Rodea el Congreso de los Diputados” en protesta
por los recortes puestos en marcha por el gobierno español ya que
cuando comenzaron los disturbios no sólo dejó el establecimiento abierto
con el riesgo que eso conllevaba, sino que acogió en él a 200
manifestantes que huían de la policía e impidió la entrada de los antidisturbios.

Consciente de que la policía estaba actuando con mucha violencia (la marcha acabó con 35 detenidos y 64 heridos, uno de ellos de gravedad) y de que si los dejaba pasar “podrían provocar una masacre”, y sin más ayuda que sus brazos en alto, se puso frente a los antidisturbios,
equipados con cascos, chalecos y armados con porras, pistolas y pelotas
de goma, y al grito de: “¡Aquí no entráis, por mi vida!” les prohibió
el paso.

Periodistas y ciudadanos grabaron
la escena con cámaras y teléfonos celulares; unas horas después, las
imágenes en las que aparecía con una camisa blanca y una corbata negra
protegiendo la entrada del café mientras los antidisturbios dispersaban a
la gente a porrazos, ya habían dado la vuelta al mundo.

Casillas se convirtió en el héroe del 25-S (día de la marcha), su hazaña en “trending topic” en Twitter
(@PorterodelPrado) y desde ese momento comenzó a recibir llamadas,
mensajes y felicitaciones de todo el mundo. Muchas personas se acercaron
a la cafetería a conocerlo.

Pero ayer, el mesero vivió un día triste. A las nueve de la mañana un grupo de 10 jóvenes de extrema derecha con estética de “skin heads”,
se postraron frente a las puertas del local a gritarle “¡rojo y
antisistema!” con gestos amenazantes. “Me quedé un poco sorprendido y la
verdad es que no me lo esperaba”, reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Desde el martes ha venido mucha gente a
conocerme, a darme besos, abrazos, a agradecerme que no dejara pasar a
la policía, así que de repente ver a estos intolerantes me ha producido mucha pena. Miedo no he pasado pero sí he sentido tristeza”.

Aun así, Casillas dice que volvería a hacer lo que
hizo “una y mil veces”. Está convencido de que, de haber dejado pasar a
los antidisturbios se hubiera producido “una masacre”. “Me subí a una
pérgola que tenemos fuera de la cafetería y vi a toda esa gente en la
calle y a la policía agrediéndoles con porras y tirando pelotas de goma
haciendo una barrida indiscriminada para que la gente se fuera. Y me
quedé horrorizado”, relata.

“Fue una completa provocación de la policía porque
iban todos en formación, en escuadra como la escuadra pretoriana romana
para luego pasar al ataque indiscriminado”, añadió.
“Me acordé de la época de Franco y pensé que hacía mucho tiempo que no
había visto tanta violencia. Así que me metí en el bar y cuando llegaron
a detenerlos no los dejé entrar”, prosigue. “La cafetería estaba llena,
habría unas 200 personas de todas las edades, hombres, mujeres,
ancianos y hasta niños, y todos ellos estaban muertos de miedo,
aterrados, habría sido muy peligroso que los antidisturbios hubieran
entrado”, añade.

Casado con una venezolana que se enteró de la
noticia en Venezuela por la televisión, y padre de dos chicos -“Manuel
que estudia abogado para defender a la gente y Verónica que quiere ser
periodista para explicarle a la gente la verdad de lo que pasa el
mundo”-, dice que sólo se considera un héroe para sus hijos y recuerda
que la noche del 25-S había quedado a cenar con Manuel para celebrar el
24 cumpleaños del joven, pero no pudo asistir por la protesta.

“El mejor regalo”

“En cuanto mi hijo me vio en internet me llamó y me
dijo que no me preocupara por no poder cenar con él. Que se sentía muy
orgulloso de mí y que el mejor regalo de cumpleaños que le podía haber
hecho era lo que hice: defender a toda esa gente de la policía”,
explica. “Me dijo que le había hecho muy feliz verme de héroe”, añade.

A sus 49 años, Casillas estaría dispuesto a renunciar a su trabajo si
viera que lo que hizo trae consecuencias para el negocio. Teme que haya
nuevas amenazas de grupos de extrema derecha
y ya le han avisado de que el bar podría sufrir inspecciones de todo
tipo: desde fiscales hasta sanitarias, como “revancha”. Está convencido
de que “Don Amadeo”, el dueño, un hombre que le ha mostrado todo su
apoyo, tiene todos los papeles en regla. Pero no quiere perjudicar al
resto de sus compañeros ni tampoco a su jefe ni a un negocio que no es
suyo. “Si esto ocurriera me voy. No me importaría dejar el trabajo y
buscarme otro. Llevo muchos años en la hostelería y no me importa la crisis. Soy capaz de empezar de nuevo en otro bar”, asegura.

El mesero reconoce que hace nueve meses votó al Partido Popular en las elecciones generales, pero que no sabe si volvería a hacerlo. “No me gusta la política que está haciendo el gobierno de Mariano Rajoy.
No me gustan los recortes, las subidas de impuestos, que esté
gobernando olvidándose de los más pobres”, denuncia. “Tampoco me gusta
la violencia con que actuó la policía. No se puede gobernar detrás de
unas vallas y con violencia. Yo le voté, pero nunca imaginé que su
gobierno sería éste, y ya no sé si lo volvería a elegir en las urnas”,
sentencia.
CHG

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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