Nueva Zelanda.– Dos hombres de aspecto pandilleros fueron arrestados en Nueva Zelanda ya que intentaron llegar en coche a Auckland, en cuya ciudad está prohibida la entrada libre debido a la pandemia.
Los presuntos delincuentes traían más de 100 mil dólares neozelandeses en efectivo, alrededor de 70 mil dólares estadounidenses y la cajuela llena de la comida rápida de KFC.
Según informó la policía de Nueva Zelanda en un comunicado, los agentes que patrullaban las carreteras cerca de la frontera sur de Auckland notaron un vehículo sospechoso que viajaba por un camino de grava.
“Al ver el auto de la policía, el coche se dio la vuelta y aceleró, tratando de escapar de la policía”, precisaron los guardias.
A continuación, el conductor se detuvo y el vehículo fue registrado. La policía “localizó el dinero en efectivo, junto con bolsas vacías y una gran cantidad de comida para llevar”.
Auckland, es la ciudad más grande de Nueva Zelanda, la cual está situada en la Isla Norte, contando con más de 1 millón 470 mil 100 habitantes según datos de junio de 2020, más de una cuarta parte de la población del país, y con un crecimiento mayor que el del resto del estado.
Fue en el mes de agosto cuando se anunció la ampliación del confinamiento de la ciudad como parte de su estrategia de contención de la COVID-19, cuyos casos en su mayoría estaban relacionados con la variante Delta.
“Necesitamos tener la confianza de que no tenemos (la variante) delta en la comunidad”, informaron autoridades en una rueda de prensa en Wellington, al término de una reunión de su gabinete, al referirse a la persistencia de casos locales reportados en Auckland, la ciudad más poblada del país.
Las autoridades neozelandesas reportaron este lunes 53 nuevos contagios locales, lo que supone un descenso respecto a los 83 pacientes registrados la víspera y totaliza más de 560 casos desde el inicio de este brote con la variante delta.
Nueva Zelanda, que es uno de los países desarrollados con la tasa de vacunación más lenta, había sido mundialmente reconocido por su efectiva gestión de la pandemia que consistió en cerrar sus fronteras y efectuar confinamientos duros y tempranos.
Nueva Zelanda, que este lunes informó de que investiga su primera muerte probable por la vacuna Pfizer, ha administrado la pauta completa a unos 1,2 millones de adultos de sus más de 5 millones de habitantes y pretende terminar su campaña de inmunización para finales de año.
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