Estados Unidos.- Este 11 de septiembre se cumplen 23 años desde el atentado a las Torres Gemelas, un episodio de terror que marcó para siempre la historia de Estados Unidos y que hoy día sigue siendo un recuerdo doloroso incluso para la comunidad internacional, pues fueron miles de personas las que murieron en aquella fecha y miles las que han quedado marcadas por la pérdida de sus seres queridos.
Aquel día, que inició con una mañana soleada y un cielo despejado, pronto se vio ensombrecido por el humo, los gritos de desesperación y el desconcierto, pues terroristas de la organización Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales y los dirigieron hacia varios de los recintos más representativos de Estados Unidos, entre ellos, las Torres Gemelas de Nueva York.
Siendo las 8:46 a.m., el vuelo 11 de American Airlines, que despegó de Boston hacia Los Ángeles con 76 pasajeros, 11 miembros de la tripulación y 5 terroristas a bordo, chocó entre los pisos 93 y 96 de la torre norte, según detalla el 9-11 Memorial and Museum.
En ese momento una enorme nube de humo y fuego empezó a desprenderse desde la edificación de 107 pisos, por lo que se desplegaron innumerables equipos de emergencia hacia el lugar. Sin embargo, faltaría poco para que el horror fuera aún peor, pues a las 9:03 a.m. el vuelo 175 de United Airlines, con 51 pasajeros, 9 miembros de la tripulación y 5 terroristas a bordo, golpeó también la torre sur.
La ciudad entera se sumió en el caos y las emblemáticas Torres Gemelas, que hasta poco antes eran símbolo del poder económico estadounidense, pasaron a convertirse en una imagen de atroz y dolorosa, devastada por el terrorismo Al Qaeda. Y es que, mientras ambos edificios ardían en llamas, decenas de personas se lanzaban por las ventanas y otras ocupaban la línea de emergencias 911, dando cuenta del horror que se vivía en el interior y suplicando por ayuda.
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Pero esto no era todo, pues mientras la atención se centraba en Nueva York, los extremistas tenían más blancos en la mira, entre ellos la sede del Pentágono, en Washington, la cual fue impactada las 9:37 a.m por el vuelo 77 de American Airlines, que había sido secuestrado por cinco yihadistas y que transportaba a 53 pasajeros y seis tripulantes.
Según datos del monumento del Pentágono sobre el 11S, además de los ocupantes del avión, 125 personas en la sede del Departamento de Defensa perdieron la vida en aquel momento.
Por otro lado, solo seis minutos después, a las 10:03 a.m., el vuelo 93 de United Airlines cayó contra un campo abierto en Pensilvania tras ser secuestrado por cuatro radicales de Al Qaeda con 33 viajeros y 7 tripulantes.
Retornando a las Torres Gemelas, a las 9:59 a.m. se dio el colapso de la torre sur del World Trade Center, mientras que la torre norte se desplomó a las 10:28 a.m., lo que provocó una explosión masiva que arrojó escombros y llamas sobre los edificios y calles circundantes.
El lapso entre el primer ataque y el colapso de ambas edificaciones fue de 102 minutos, tiempo que se sintió eterno para las víctimas y que fue solo el inicio de una etapa dolorosa, ya que las labores de rescate y remoción de escombros se extendieron durante semanas y tanto la cifra de víctimas como la evidencia del horror que sufrieron, era cada vez peor.
El 9-11 Memorial and Museum especifica que 2 mil 977 personas fallecieron en los cuatro ataques, incluidos 343 bomberos de los primeros que llegaron a ayudar tras el primer reporte, por lo que este suceso ha sido considerado la mayor agresión en la historia de Estados Unidos.
Quienes fueron testigos del hecho califican la situación como el “presenciar la llegada del fin del mundo”, ya que a su alrededor no podían ver más que una mezcla de humo, fuego, escombros, llanto, gritos de horror y un número de víctimas que parecía no terminar. Todo esto mientras las sirenas de bomberos y ambulancias no dejaban de sonar y arribar al sitio, aunque siempre pareciendo insuficientes para atender la magnitud del desastre.
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Actualmente la denominada Zona Cero de Manhattan, donde se erigían las Torres Gemelas, se ha convertido en un lugar de peregrinación y homenaje a los fallecidos, ya que los dos edificios han sido reemplazados por una inmensa fuente con forma de piscina cuyas paredes funcionan como suaves cascadas, llevando inscritos los nombres de las casi 3 mil víctimas del atentado en Nueva York.
A más de dos décadas del 11S, las investigaciones se mantienen y las familias de las víctimas continúan reclamando justicia
Las investigaciones alrededor del atentado a las Torres Gemelas siguen vigentes, pues del total de 19 terroristas que participaron en el secuestro de los cuatro aviones utilizados para los ataques, 15 provenían de Arabia Saudita, y el resto de Egipto, Líbano y Emiratos Árabes Unidos.
Osama bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda que perpetró los atentados, era justamente ciudadano saudita y miembro de una influyente familia de negocios en el país, por lo que a través del tiempo se han abierto innumerables interrogantes sobre el presunto rol de miembros de la familia real o del gobierno de Arabia Saudita en el 11S, para lo cual todavía no hay una respuesta clara.
Khalid Sheikh Mohammed, señalado como la mente detrás del secuestro de los aviones que fueron estrellados contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001, fue detenido en 2003 e imputado junto a dos de sus colaboradores – Walid bin Attash y Mustafa al-Hawsawi – quienes cumplen condena en la base militar de Guantánamo, en Cuba. Mientras que Osama bin Laden, que jamás fue capturado, falleció en mayo de 2011 durante una operación de las unidades de élite de Estados Unidos en Abbottabad, Pakistán.
En tanto, los sobrevivientes y familiares de las víctimas siguen exigiendo al Gobierno de Estados Unidos claridad sobre las investigaciones, así como también un mayor ejercicio de la justicia sobre los responsables del violento episodio.