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“La muerte blanca”: La negligencia que consumió la vida de la familia Flores en Culiacán

Una fuga de gas cloro que nunca debió ocurrir arruinó la vida de la familia Flores en Culiacán, una historia de injusticias que no termina

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Línea Directa realizó un recorrido por la casa, la cual todavía conserva un olor semejante al amoniaco y una atmósfera enrarecida y opresiva. | Jesús Verdugo

Culiacán, Sin.- ¿Qué hacía un cilindro de gas cloro en el patio de una casa? ¿Quién responde por el sufrimiento de una familia dañada de por vida? ¿Cómo se puede remediar lo irremediable?, son preguntas que hasta el momento nadie responde.

En la colonia Francisco Villa de Culiacán, particularmente entre las calles Bahía de Ohuira y Tarahumaras, una casa está marcada por la tragedia y por las secuelas de una fuga de gas cloro que nunca debió ocurrir.

A poco más de dos meses del hecho que provocó la intoxicación de 29 personas y la muerte de un adulto mayor, el hogar de la familia Flores parece estancado en el tiempo…

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Jesús Verdugo

Línea Directa realizó un recorrido por la casa, que todavía conserva un olor semejante al amoniaco y una atmósfera enrarecida y opresiva. Al entrar, muchas cosas se mantienen como las dejaron el día que salieron huyendo del gas blanco que entró por el patio, pero hay cambios que son notorios: las paredes están corroídas, algunos trozos del techo caídos y los conductos eléctricos oxidados e inservibles, por lo que ni siquiera se puede encender la luz.

Perla Beatriz Flores Ríos de 35 años es una de las afectadas, sufrió daño permanente en un pulmón, vive con secuelas cardiacas pero lo más doloroso es que vio a su padre morir en medio de esa bruma blanca que no les permitió llegar muy lejos cuando salieron de casa.

“Todo esto se empezó a caer a raíz del gas, ahora que pudimos entrar lo notamos, las paredes se están carcomiendo, todo lo que es el enjarre, todo lo que es sala comedor y cocina, se empezó a carcomer todo por el mismo químico, la casa está totalmente a como salimos”, comentó.

Las cucharas, sartenes, la estufa y el resto de enseres metálicos muestran la oxidación que produjo el gas, pero basta con caminar unos metros al patio para ver lo que el químico le hizo a los árboles.

Flores Marchitas

El 30 de agosto de este año, el señor Francisco Javier Flores Rincón, de 66 años, se encontraba reunido con sus tres hijos en casa; ese día se cumplía un mes de la muerte de su esposa, la señora Alicia Ríos Aizpuru.

Los Flores tenían prevista una visita en el panteón, pero decidieron esperar un día debido a la lluvia que acababa de azotar. Comieron juntos, revivieron anécdotas, rieron y lloraron, sin saber que esa sería la última vez que estarían juntos.

El reloj marcaba las 6 de la tarde. Francisco se acostó en su cama y abrió la ventana para aprovechar que corría viento, estaba nublado pero el nubarrón blanco que ingresó minutos más tarde por la ventana nada tenía que ver con el clima. Era la “muerte blanca”.

Aquello olía al mismo infierno; Francisco se levantó tosiendo y con la piel irritada, sus hijas hicieron lo mismo cuando la niebla avanzó.

“Teníamos como 40 minutos acostados cuando empezamos a sentir un olor raro, al momento de que sentimos el olor yo salí del cuarto y cuando salí ya había una nube blanquizca sobre lo que era el área del patio, ya mi papá venía de su cuarto preguntándome sobre el olor. Al no saber qué pasaba decidimos salirnos”, comentó Perla Beatriz.

No sabían qué estaba pasando, sólo que tenían que salir de ahí, así que caminaron a como les fue posible, pero ya era demasiado tarde. El veneno viajaba en su sangre.

“A la siguiente cuadra mi papá cayó. Comenzamos a toser y aventar una baba espesa, blanca, entre más tosíamos más salía la baba”, dijo.

No fueron los únicos que abandonaron sus casas, varios vecinos también escaparon de sus hogares.

“No sabíamos de donde, no sabíamos qué era, nada más vimos la nube blanca, también salió el vecino de enfrente, se llevó a sus nietos porque venían de una merienda. Nosotras queríamos pedir un carro prestado para llevar a mi papá a un hospital cercano, pero nadie se acercó”, relató.

En pocos minutos, algunas calles a la redonda fueron sitiadas por militares y elementos de la Policía Estatal.

“¡No se acerquen!, ¡No se acerquen!”, era la indicación de los uniformados.  Nadie sabía qué pasaba, varias personas caían desmayadas sobre el asfalto.

Paramédicos intentaron rehabilitar al señor Francisco, pero ya nada pudo hacerse, su cuerpo ya no tenía vida.  Todo quedó grabado en un crudo video que se volvió viral en redes sociales.

Perla Beatriz relató que el Servicio Médico Forense esperó cerca de 6 horas para llevárselo, todas las personas que estuvieron cerca terminaron intoxicadas, incluyendo bomberos, agentes y paramédicos.

Para la familia Flores el mundo se vino encima:

“Teníamos un mes del fallecimiento de mi mamá, fallece mi papá, quedamos internados nosotros tres, el diagnóstico fue neumonía por inhalación de gas cloro, la afectación fue a nivel pulmonar, nos causó quemaduras en la piel, problemas respiratorios. Ya quedamos dañados de por vida, esto ya no se nos va a quitar, tenemos que acudir a consultas con médicos internistas y neumólogos, todo el organismo traemos descontrolado, tenemos algunas cosas altas, algunas bajas, las secuelas van a quedar de por vida”, comentó.

Dudas y contradicciones

Al recuperarse, la familia Flores supo que la fuga de gas cloro provenía de la casa de al lado, pero hasta hoy nadie les ha explicado qué hacía ahí un cilindro con ese material toxico que incluso ha generado alertas nacionales, cuando hay robos o extravíos. Tampoco saben cuánto tiempo llevaba en ese predio, que personas desconocidas usan como bodega.

Lo único claro es que perdieron a su padre, que ahora tienen secuelas de por vida, mismas que les impiden llevar una vida normal y hacer frente a la situación.

Desde entonces, han gastado más de 100 mil pesos en el funeral y medicamentos y no han recibido ni un centavo de los responsables o de la Fiscalía que, en cambio, niega lo que ocurrió en ese sector, ya que el dictamen de muerte del señor Francisco Javier, fue emitido por supuesto paro cardiaco y no por inhalación del gas cloro.

“La muerte de mi papá no fue natural, fue por inhalación de gas, el dictamen lo quieren dar por paro cardiaco, por eso no queremos recibirlo, ¡no fue un paro cardiaco!, pudo haber sido subsecuente, pero la causa principal fue por inhalación de gas cloro, nosotros presentamos la denuncia por homicidio doloso, culposo o lo que refieran”.

–¿Sienten que los quieren dejar en el abandono?–, preguntó Línea Directa.

“Yo sí, porque ya tenemos más de dos meses, ni la Fiscalía ni Protección a Víctimas se han preocupado, me hablaron una vez y ya no me volvieron a hablar, no hemos recibido ningún apoyo económico ni de Fiscalía ni del dueño del predio ni de nadie, únicamente Protección Civil municipal nos ha apoyado para ver cómo nos deshacemos de las cosas que están dañadas”…

“No se me hace justo que mi padre se haya ido así y no se me hace justo que nosotros ya quedemos con afectaciones a nivel físico y orgánico, ya tenemos pulmones como si fuéramos personas de edad avanzada, tenemos que tener mucho cuidado con tos, con gripas, ya no podemos recibir vacunas, nos dañó y desgraciadamente acabó con la vida de mi padre”.

Por desgracia, hay imágenes imborrables:

“Su cuerpo duró horas tirado en la calle, no lo quería levantar el SEMEFO, porque estaba impregnado, eran casi las 12:00 de la noche y no querían tocarlo. Se me hace muy inhumano y más aún que digan que fue paro cardiaco cuando estaba impregnado por el gas”, expresó.

¿Qué dice la Fiscalía?

Para la Fiscalía General del Estado, el señor Francisco Javier Flores Rincón murió por infarto y no por inhalación de gas cloro, ya que así lo refiere el dictamen pericial. Aunque se ponga en riesgo la reparación del daño, la autoridad investigadora no ha dado marcha atrás y niega que la familia Flores se haya acercado para buscar un cambio en el dictamen.

¿Gata extraviada o gato encerrado?

Un mes antes de la tragedia del gas cloro, la familia Flores sufrió la muerte de la señora Alicia Ríos Aizpuru, quien a decir de su hija, tuvo complicaciones pulmonares por causas desconocidas, ya desde entonces notaban un extraño olor por las tardes, pero no le prestaron importancia. No imaginaban lo que estaba a punto de ocurrir en cuestión de días.

Alicia Ríos Aizpuru tenía una mancha extraña en los pulmones, un lunes acudió al médico y el miércoles perdió la vida. El hogar de los Flores se llenó de tristeza y al volver a éste notaron que la gatita de compañía de la señora Alicia había desaparecido misteriosamente.

La buscaron en el techo e incluso se asomaron al patio vecino donde no detectaron nada extraño, no había en ese entonces ningún cilindro de gas, pero sí ese extraño olor que hoy tienen tan presente.

–¿Considera que la muerte de su madre pudo estar involucrada con alguna sustancia similar?, cuestionó Línea Directa.

“Sí.

Los Flores no descartan la teoría de un envenenamiento lento, paulatino y por el que nadie ha respondido. Con fatiga por el daño pulmonar, claman justicia y sobre todo, que su caso no quede olvidado.

A saber

Cristian Iván Flores Ríos de 47 años es una persona con discapacidad que dependía absolutamente de sus padres, hoy Perla tendrá que hacerse cargo de él, sin embargo de momento está imposibilitada a trabajar por su estado de salud.

El señor Francisco Javier Flores murió en los brazos de su hijo, lo cual le ha dejado un trauma profundo.

Carina Alejandrina Flores de 39 años de edad, es enfermera, ella tuvo que ser intubada el día de la fuga y quedó con graves secuelas desde entonces.

En Sinaloa las fugas de sustancias toxicas se han vuelto recurrentes en zonas urbanas, razón por la cual el gobernador Rubén Rocha Moya, ya ordenó se tomen medidas para evitar estas situaciones.

Fuente: Internet

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