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Un Kiss a la mexicana

La banda deleitó a los presentes con los éxitos de su repertorio y con la interpretación de Cucurrucucú Paloma y La Bamba

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?Ciudad de México.-
Paul Stanley lo vaticinó: “Esta es la noche”. Luego de que el cantante
de la legendaria banda Kiss advirtiera al público que no habla bien
español, recordó que el pasado martes el grupo se presentó en Monterrey,
y aunque consideró que el concierto fue bueno, confió en que sus dos
presentaciones en la ciudad de México serían mejores.

Stanley no se equivocó, por lo menos en lo que respecta al primero de
los dos conciertos que el cuarteto neoyorquino ofrece en el Palacio de
los Deportes, en donde anoche reunió a cerca de 18 mil personas que
rindieron culto a este estandarte del rock.

Entusiasmados por su regreso al DF -tras seis años de no pisar
escenarios aztecas-, Gene Simmons, Paul Stanley, Eric Singer y Tommy
Thayer se encargaron de darle a la velada un toque “muy mexicano” que
envolvió la escena en la que el excéntrico bajista (Simmons) portó por
unos segundos un sombrero de charro que le aventaron del público, así
como la interpretación de Cucurrucucú Paloma (con todo y falsete al más puro estilo de Miguel Aceves Mejía) y la pieza veracruzana La Bamba en voz de Stanley.

La visita de Kiss a la capital mexicana se da en el marco de su gira mundial The hottest show on Earth, que promociona el álbum Sonic boom
y que inició el 23 de julio en Cheyenne (Wyoming, Estados Unidos) para
concluir el próximo sábado en la V.F.G. de la ciudad de Guadalajara.

Esta noche, el cuarteto ofrecerá su segunda actuación en el Palacio de los Deportes.

Simmons, Stanley, Singer y Thaver reiteraron anoche porqué, a casi 40
años de su creación, la banda hace de sus presentaciones una verdadera
fiesta rocanrolera en la que conjuga un rock sencillo (pero no por eso
menos glamoroso y potente), pirotecnia, bengalas, llamaradas, el fuego
que echa por la boca Gene, así como su vuelo del murciélago tras
derramar sangre de la boca, los disparos de munición de la guitarra de
Tommy Thayer o la batería elevadora de Eric Singer. En pocas palabras,
una fórmula que simplemente no falla.

Estandarte de varias generaciones de adeptos y músicos de rock – la más
viva prueba fue ver decenas de niños caracterizados como “El Demonio”
(Simmons), “Starchild” (Stanley), “El Gato” (Singer) y “The Spaceman”
(Thayer)- los integrantes de Kiss demostraron porqué todavía son capaces
de recorrer el planeta con sus caras pintadas, moviéndose como
chiquillos por el escenario sobre zapatos de plataforma, usar pelucas y
vestir mallas ajustadas sin ningún tipo de complejos.

Cerca de las 22 horas, el enorme “kabuki” con la leyenda “Kiss” en
letras plateadas cayó para dar inicio al concierto, que comenzó con una
proyección en las enormes pantallas de una vista por satélite de Google
Earth que mostraba a los integrantes del conjunto acercándose a América,
luego a México y finalmente al Palacio de los Deportes. En ese
instante, el bajista Gene Simmons aplasta de un pisotón el lugar y
aparecen él y sus compañeros en el backstage a punto de entrar al
escenario.

22 canciones en total para no olvidar esa noche, que inició con Hey, there Delilah, y continuó con Cold gin, Letme go rock n roll, Fire house, Say yeah, Deuce, Crazy crazy nights, Calling Dr. Love y Shock me aunque las estrellas de la velada fueron Love Gun, Shout It Out Loud, Detroit rock city, I Was Made For Lovin You y la más esperada Rock And Roll All Nite.

Uno de los momentos más emotivos de la presentación de Kiss fue cuando interpretó un cover a Whole lotta love, uno de los temas más representativos de otra de las leyendas del rock, Led Zeppelin.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

Liz Douret

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