Mazatlán.- Cuando Venados de Mazatlán se proclamaba campeón de la Liga Mexicana del Pacífico en la temporada 1997-1998, don Roberto, apasionado del beisbol y fiel a buscar ingresos para su familia, apostó por vender “perros calientes” en las afueras del antiguo Teodoro Mariscal.
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Entre tantos vendedores que han llegado, unos se han mantenido por algunos años, mientras otros deciden ponerle a su “changarro”, por lo cual se espera que haya mucha abundancia para los que no se han doblegado pese a que los tiempos han cambiado, luego de no continuar desde hace dos años los que vendían el famoso “ruido, ruido” en las afueras de las puertas de este coliseo.
Acompañado de sus hijos y esposa, Roberto se siente halagado de que la vida y el beisbol lo mantengan firme con su pequeño negocio que se encuentra justo enfrente de la tienda del estadio y la puerta por donde salen los peloteros al terminar los encuentros.
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“Vengo para volver a ver a mis clientes, me da mucho gusto que vuelva el beisbol. Esperemos que lleguen otra vez y ganen”, comentó.
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Don Roberto también ofrece cacahuates, garapiñados y pistaches a toda la afición, así como a los beisbolistas, quienes son incondicionales a sus ricos hotdogs. Más de 50 hotdogs llega a vender en una gran noche de beisbol, pero no todo es color de rosa, ya que la venta puede bajar según el rival que viene a enfrentar al equipo de sus amores, los Venados de Mazatlán.