?Minnesota, Saint Paul.-
El veterano mariscal de campo, Brett Favre, tras completar el último
entrenamiento del equipo de los Vikingos de Minnesota se mostró confiado
que pueda jugar el domingo cuando se enfrenten a los Patriotas de Nueva
Inglaterra en la octava semana de la Liga Nacional de Futbol Americano
(NFL).
A pesar que en los últimos 18 años, Favre ha sido un hombre de acero, al
soportar como ningún otro mariscal de campo el dolor físico, ahora a
sus 41 años, todo puede ser diferente y más tras el escándalo de acoso
sexual en el que se ve envuelto.
En estos momentos, sin embargo, existe incluso el riesgo de que la
trayectoria récord de Favre pueda llegar a su final de una manera nada
deseada ni esperaba por el propio jugador.
Después de 291 partidos consecutivos, Favre fue puesto el viernes en
duda para el partido contra los Patriots debido a dos pequeñas fracturas
que sufre en el tobillo izquierdo, lo que significa que las
posibilidades de que juegue están al cincuenta por ciento.
De ser por Favre, sin duda alguna estaría en el terreno de juego del Gillette Stadium de Foxboro (Massachusetts).
“Esta podría ser una lesión que tendría que cuidar”, comentó Favre. “La
gente puede pensar eso. Quiero jugar y quiero ayudarle a ganar a este
equipo. Se lo debo a los chicos y me lo debo a mí mismo”.
Favre participó el viernes de algunos ejercicios en su primer
entrenamiento en la semana. Tenía una venda en el tobillo izquierdo, lo
que junto con las fracturas afecta su capacidad de jugar.
El mariscal de campo de 41 años lanzó algunos pases fáciles en los
calentamientos, pero no se movió mucho mientras los periodistas pudieron
observar.
Favre sufrió las fracturas por fatiga en el pie, que se lesionó el
pasado domingo durante el partido que los Vikingos perdieron por 28-24
ante su ex equipo de los Empacadores de Green Bay.
Pero, como es lógico, la decisión final sobre jugar el domingo no
depende de Favre, sino del entrenador de los Vikingos, Brad Childress, y
es una decisión complicada.
Childress puede ponerlo a jugar. Puede esperar que el tres veces Jugador
Más Valioso (MVP) de la NFL pueda recuperar algo de la magia que mostró
en la temporada anterior y que no ha aparecido en los primeros seis
partidos del 2010, y mantener intacta una racha que siempre servirá como
el cimiento del legado de Favre.
O puede poner la ofensiva en manos de Tarvaris Jackson, y así ignorar
los deseos de su capitán y posible miembro del Salón de la Fama, dejar a
un lado la historia y entregar un equipo veterano con débiles
aspiraciones al Super Bowl a un chico que ya ha fallado dos veces en el
puesto.
“No voy a perder el sueño por eso”, aseguró Childress el viernes. “Al
final siempre pienso en lo que será lo mejor para el equipo y esta vez
no habrá excepción”.
