Guadalajara, Jalisco.- Las gotas caen con suavidad sobre el féretro. Lo acarician. Mojan casi con ternura la camiseta número 8 y la manta rojiblanca que lo cubren. La lluvia arrecia en el preciso momento que se escuchan las primeras notas de ?Las Golondrinas?. Como obra divina. Es el llanto del cielo en un día triste para la historia de Chivas. Se ha ido el más grande:Salvador Reyes.En la tribuna del Estadio Omnilife, una parte de la barra rojiblanca grita sin descanso. ?¡Chava, Chava!?, retumba en el inmueble, después de la misa de cuerpo presente. Y enseguida cantan. ?No. No se va. No se va. No se va. Chava no se va?. Mágica virtud del futbol: las leyendas nunca mueren. Viven en la memoria colectiva.Es una mañana fría. La última del año. Tiene ese aire de nostalgia que provoca la ausencia. La salida del ataúd, entre aplausos, es el colofón de un día dedicado enteramente a la memoria del célebre ex futbolista, ganador de siete títulos con el Guadalajara y fallecido el pasado sábado, víctima del cáncer de colon.El homenaje a Salvador Reyes ha sido anunciado a las 10:00 horas. Sus restos llegan puntuales. Son recibidos por el mariachi que interpreta ?Guadalajara?. Familiares y amigos le esperan. Paradojas del destino: la tribuna, esa a la que tantas alegrías brindó, ofrece la mayor decepción del día. La afición de Chivas no responde en proporción a la grandeza de quien despiden. Con apenas 200 personas inicia el acto protocolario. En su máximo punto, a lo largo de la mañana, son cerca de 500 los seguidores que acuden para despedir a uno de los hombres que más contribuyó en vida para hacer Sagrado al Rebaño. Incomprensible. Pero eso no resta emotividad.En el centro del campo, el féretro se instala bajo un toldo. La Virgen de Guadalupe acompaña a Chava Reyes. Hay arreglos florales a lo largo del camino. Se montan guardias de honor alrededor del ataúd. Los primeros que le rinden homenaje son los integrantes del Campeonísimo. ?El Tigre? Sepúlveda, ?El Jamaicón? Villegas, ?El Cura? Chaires, ?El Mellone? Gutiérrez? todos acuden al último encuentro con su amigo. Los rostros desencajados. Los ojos vidriosos. Un acto solemne, cargado de profundo pesar.Los cambios en la guardia son constantes. Después de las glorias pasadas, siguen los jugadores del actual plantel. Algunos sufren la pérdida más que otros. No todos conocen a don Chava de tantos años como Héctor Reynoso, Patricio Araujo o Luis Michel. El cuerpo técnico también toma su lugar junto a Chava, en algún momento de la ceremonia. Hay también un instante para jovencitos de fuerzas básicas y para representantes de la afición, que bajan desde la tribuna para hacer guardia. Son las 11:18 cuando caen las primeras gotas. El cielo presiente la cercanía del adiós. Es apenas una llovizna que acompaña las expresiones serias y dolidas.Es minutos más tarde cuando al fin aparece una parte de la barra rojiblanca. Entran al estadio cantando: ?No. No se va. No se va. No se va. Chava no se va?. Usan el tono de voz que no surge de las cuerdas bucales, sino del corazón. Hay sentimiento en el cadente movimiento de mano derecha con el que acompañan sus entonaciones. Y siguen: ?¡Oe, oe, oe, oe, Chava, Chava!?. La última guardia de honor une a todos los familiares, amigos, campeonísimos, jugadores actuales y cuerpo técnico. Salvador Reyes Jr., auxiliar del ?Chepo? de la Torre en la Selección Mexicana, toma el micrófono. Su mensaje es breve. Su rostro encarna la tristeza de un momento tan difícil. La llovizna sigue ahí, como testigo.?A nombre de la familia Reyes, quiero agradecer al Club Deportivo Guadalajara, al cuerpo técnico y jugadores del primer equipo, a todos los integrantes de las fuerzas básicas, a todos los integrantes del Campeonísimo, a sus amigos y a la afición de Chivas por todo el apoyo, cariño y respeto que recibió mi padre por parte de toda la familia rojiblanca. Que el legado que dejó a la institución sea ejemplo para presentes y futuras generaciones?, sentencia. Enseguida, toma la palabra Dennis te Kloese, presidente deportivo de Chivas. Dirige unas palabras a nombre del ausente Jorge Vergara. ?Chava jugó muchos años con Chivas, de 1952 a 1967 y durante esos años se formó como el máximo ídolo del Guadalajara. Lo seguirá siendo siempre. El 3 de enero de 1957 fue el momento más importante de su carrera, cuando anotó el gol de último minuto en el Parque Oblatos ante Irapuato y dio el primer título Chivas?, recuerda.?Se nos adelantó el ídolo más grande en la historia de Chivas y realmente lo vamos a extrañar. Chava, tú nos enseñaste a ser Campeonísimos?, añade el directivo rojiblanco, recientemente nombrado en su puesto. Toca turno al propio Chava Reyes, que habla a través de un video en las pantallas del Omnilife: ?Yo no soy chiva de corazón. Soy chiva de nacimiento?, sentencia. La misa de cuerpo presente inicia entonces. Oficia el padre José Rosario Ramírez, quien permanece al frente del féretro, fuera del manto protector del toldo blanco. Las gotas que no cesan en su constante viaje del cielo al césped parecen no incomodarle. La ceremonia ofrece instantes de solemnidad. Las últimas oraciones por el descanso de Chava Reyes.En la recta final, el padre ?Chayo? llama a los familiares. Juntos, entre lágrimas y abrazos, esparcen agua bendita sobre el ataúd. Es momento de decir adiós. La existencia terrenal de Chava Reyes ha terminado. La leyenda que ya era en vida, perdurará con la tersa eternidad que brinda el deporte. El féretro recorre lentamente el camino rodeado de flores, que va del centro del campo hacia la banda. El mariachi toca ?Las Golondrinas?. El cielo reacciona: la lluvia arrecia. Es el último llanto divino por la partida del ídolo rojiblanco. Aplausos incansables. Los aficionados se acercan a la parte más baja de la tribuna.?¡Chava, Chava!?, gritan. ?No se va. Chava no se va?, cantan. Algunos lloran. Los de mayor edad apenas reúnen fuerza para aplaudir entre lágrimas. Los familiares observan. Se trata de una tristeza compartida. Es una escala que dura un par de minutos. Después, el camino debe seguir. El ataúd se dirige al túnel que lleva hacia afuera del estadio. El auto de la funeraria aguarda. Llevará a Chava Reyes a su último destino, en el crematorio. Es el momento más difícil. Los seguidores rojiblancos corren en la tribuna tras el legendario personaje. ?No te vas, Chava. Aquí vivirás siempre?, grita desde lo alto un joven con camiseta rojiblanca, mientras se da palmadas sobre el corazón.Lentamente, el féretro sube al vehículo. Las lágrimas de Chava Reyes Jr. corren por debajo de sus lentes oscuros. Abraza a sus seres queridos. El día es frío y la lluvia disminuye, pero no cesa. No podría ser de otro modo. El cielo llora. Adiós al Campeonísimo Salvador Reyes. Adiós a la leyenda. Adiós al más grande en la historia de Chivas.CHG
Dan último adiós a Chava Reyes
El otrora goleador y parte fundamental del chivas 'campeonísimo', Salvador 'Chava' Reyes recibe último adiós ante un puñado de aficionados rojiblancos
Fuente: Internet