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Los Mochis, Sin.- Poco a poco va germinando el sueño de Nicolás Antonio Piña Páez, agricultor y ambientalista mochitense, que busca la expansión en el campo sinaloense de las semillas de maíces de colores y ancestrales; en un principio para el autoconsumo y como meta final, su comercialización, industrialización e introducción en la cocina sinaloense.
Piña Páez inició con este proyecto personal tras conocer el maíz criollo y sus diferentes razas, las cuales constan de semillas fértiles y orgánicas que, tan solo una simiente cuenta con una historia milenaria, pues para llegar a convertirse en grano, debió pasar por cientos de generaciones.
Actualmente, estas hermosas semillas multicolores se encuentran creciendo en pequeños terrenos de comunidades mayo-yoremes de El Fuerte, en espera de que poco a poco los indígenas conozcan estos maíces y decidan adoptarlos en su dieta diaria.
“Por fortuna un gran aliado, Antonio aquí ha tomado la tarea de desparramar esas semillas, esas simientes. Ahorita están, lo tienen en la etapa como de jardinería, o sea, lo tienen en pequeñas áreas, en pequeños espacios, pero ya está en varios lugares, para Charay, Constancia, en El Fuerte”, dijo Nicolás Antonio Páez a Línea Directa.
Para este agricultor, el maíz criollo es una alternativa ideal para huertos familiares y comunidades marginadas, debido a que crece bajo cualquier situación climatológica, requiere de poca agua y sin una sola gota de insecticida logra germinar y desarrollarse hasta su última etapa.
“Inicialmente sería autoconsumo, pienso que va muy bien el programa, porque, ya ahorita hay mazorcas, inclusive, ya se llegó a esa etapa de mazorca”, manifestó con emoción Piña Páez.
Cabe resaltar que Nicolás Piña sigue experimentando en el campo, actualmente trabaja en su proyecto de inoculación de huitlacoche, sin embargo, pese a seguir toda la metodología “no prosperó”, es decir, se inoculó en la etapa fenológica que tiene que ser, pero no logró desarrollarse.
Además, de manera simultánea siembra calabaza criolla denominada calabaza rayada o gringa, que ya está cosechando y que buscará compartir para cumplir con la misión que se trazó: conservar las variedades ancestrales.