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Cataluña, en camino a su independencia

La comunidad autónoma afirma que estará mejor separada de España

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Madrid.- Cataluña, una rica y próspera comunidad autónoma en el noreste de España,
con más de 7 millones y medio de habitantes (17% de la población
española) y un alto desarrollo industrial y tecnológico (aporta casi 19%
del PIB español), vivirá hoy una jornada histórica, si como se espera
el Parlamento catalán aprueba una propuesta presentada por el presidente
de la Generalitat, Artur Mas, que ofrece una hoja de ruta hacia la independencia, reivindicación que miles de catalanes llevan años haciendo.

Según el borrador, se defiende que el “pueblo de Cataluña pueda determinar libre y democráticamente su futuro colectivo” y se insta a “consultar la voluntad del pueblo de Cataluña” sobre
si quiere seguir perteneciendo a España o quiere ser independiente. El
texto se votará en el Parlamento cuando acabe el Debate de Política
General y su aprobación supondrá un enorme paso hacia el independentismo
catalán.

El 11 de septiembre pasado, Cataluña vivió una histórica manifestación
en favor de la independencia. Más de un millón y medio de personas
abarrotaron las calles de Barcelona bajo una gran pancarta con el lema “Cataluña: nuevo Estado de Europa”.

La protesta dio un vuelco a la escena política en Cataluña y España.
Desde hace muchos años ha existido una corriente de independentismo
catalán que defiende que dicha comunidad autónoma es una nación,
aludiendo básicamente a su historia, cultura, lengua propia y al derecho
civil catalán, y que asegura que no alcanzará su máxima plenitud
cultural, social ni económica mientras forme parte de España.

Al día siguiente de la manifestación, consciente del éxito alcanzado,
Mas no habló de independencia ni de referéndum, pero sí dijo que se
había iniciado la “transición nacional”. Y el 25 de septiembre,
el líder catalán anunció la convocatoria a elecciones autonómicas
anticipadas para el 25 de noviembre, argumentando “la explosión soberanista” en la manifestación y el rechazo del presidente del gobierno español Mariano Rajoy para negociar el pacto fiscal.

En 1932 se aprobó por primera vez el Estatuto de Autonomía de Cataluña,
pero en 1939 y tras la entrada de las tropas franquistas en Barcelona
al final de la Guerra Civil, fue abolido hasta 1979, cuando lo
restableció el presidente del gobierno Adolfo Suárez.

En la actualidad, Cataluña tiene su propio parlamento, policía (Mossos
d’Esquadra), tribunal de Justicia, lengua (catalán) y bandera (senyera).
Gestiona su propia educación, asuntos sociales, política económica, de
comercio, así como la construcción de equipamientos públicos como
hospitales, escuelas, universidades, residencias para la tercera edad,
entre otros.

Además su autogobierno tiene amplias competencias en materias como
cultura, turismo y vivienda. Sin embargo, a diferencia de otras
comunidades autónomas como el País Vasco y Navarra, no cuenta con su
propio régimen fiscal, una de las reivindicaciones desde hace años.

La mayoría de los impuestos son recaudados por la Agencia Estatal de la
Administración Tributaria, por lo que sus ingresos dependen de las
transferencias que recibe de la Administración central.

Los nacionalistas catalanes defienden que la región debe tener su propio
régimen fiscal para poder recaudar la práctica totalidad de los
tributos que conforman el sistema fiscal español, y luego transferir una
parte de lo recaudado a la administración central por el pago que
reciben de determinados servicios.

En este sentido, denuncian que dan más de lo que reciben. Para los
catalanes, tener su propio régimen fiscal ayudaría además a mejorar la
situación de sus finanzas. E incluso hay quien va más allá y afirma que a
una Cataluña independiente le iría mejor que a una dentro de España.

En la actualidad, Cataluña es la comunidad española más endeudada de
España, con cerca de 44 mil millones de euros que equivalen al 22% de su
Producto Interno Bruto (PIB). Además, el gobierno catalán tiene graves
problemas de liquidez, hasta el punto de que hace unos meses tuvo que
acudir al fondo de rescate del Estado español para hacer frente a los
intereses de vencimientos bancarios por más de 5 mil millones de euros.

Según el análisis “Viabilidad de Cataluña como Estado. Análisis de la Hacienda Pública”,
publicado el pasado mes de agosto por la Fundación Catalanista y
Demócrata, una Cataluña independiente tendría un superávit de entre 922
millones de euros y su PIB per cápita estaría un 9% por encima de la
media de los primeros quince países de la Unión Europea. El estudio
considera a Cataluña un Estado “completamente viable”.

 

El lado negativo

Pero para el economista Mikel Buesa, la independencia
empobrecería a Cataluña en más de un 20%, la región tendría que vivir
durante varios años fuera de la Unión Europea y de la zona euro (hasta
que fuera admitida de nuevo) y sufriría una fuga masiva de capitales,
empresas y cerebros.

De acuerdo con una encuesta realizada por el Centro de Estudios de
Opinión de Cataluña (CEO), cada vez son más los ciudadanos que defienden
la independencia. En el 2011, el 42.9% de los catalanes dijo que
votaría a favor de la independencia, 28.2% estaba en contra y 23.3% se
abstenía. Pero este año, 51.1% votaría a favor, 21.1% en contra y el
mismo porcentaje se abstendría.

Para que la región lograra la independencia habría que modificar la Constitución de 1978, que habla de la “indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, aunque
“reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y
regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

Para modificar cualquier artículo que afecte a las instituciones básicas
del Estado, los derechos fundamentales o la Corona, se necesita el voto
favorable de dos tercios de las Cámaras legislativas españolas.

Si el gobierno español se negara, sólo podría hacerse de forma ilegal,
para lo que se debería llevar a cabo con la mayor legitimidad posible.

Es decir, habría que convocar elecciones al Parlamento de Cataluña, y el
partido ganador proclamaría la independencia. Sin embargo, para tener
mayor legitimidad antes debería convocar un referéndum en el que los
catalanes votaran.

Cataluña no cuenta con el apoyo de Bruselas, sede de la UE, por lo que
su hipotética independencia crearía un gravísimo precedente en un
continente repleto de regiones que reivindican sus señas de identidad
nacional. Es el caso de los bretones y corsos en Francia, de los
flamencos y valones en Bélgica, y de los escoceses en Gran Bretaña. Por
eso la Comisión Europea ya ha advertido que en caso de que Cataluña
logre su independencia, debería volver a solicitar su ingreso no sólo a
la UE sino para usar el euro.

El independentismo plantea aún muchas interrogantes, pero por primera
vez en la historia de España, Cataluña parece estar más cerca que nunca
de lograrla.
CHG

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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