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Del descontento a los saqueos en Argentina

Bariloche fue escenario de violencia, protestas contra el gobierno y saqueos

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Buenos Aires.- El último cuarto de siglo en Argentina estuvo
caracterizado por los saqueos. Cientos de personas atacando supermercados y
comercios en busca de comida y de otros enseres. Así fue el prólogo del final
del gobierno de Raúl Alfonsín en 1989 y así pasó en las horas previas a la
renuncia de Fernando De la Rúa, en 2001. Una vez más, 11 años después, las
violentas imágenes volvieron a reproducirse.
Todo comenzó el pasado 20 de diciembre en la ciudad patagónica de Bariloche,
donde familias del sector más empobrecido de esa ciudad turística atacaron
sucursales de supermercados en busca de comida y electrodomésticos.
La situación social en esa región del país parecía ameritarlo. Un día
después, “el efecto contagio” hizo que los saqueos se reprodujeran en
Rosario y en varias ciudades de la provincia de Buenos Aires. Cuatro muertos,
decenas de heridos y medio millar de detenidos fue el resultado de lo que para
la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien guardó
varios días de silencio, fue “un intento de reproducción burda del 19 y 20
de diciembre de 2001” por parte de “sectores que no pueden conciliar
con los votos y toman estas actitudes”.
De hecho, la presidenta argentina Cristina Fernández como el resto del
gobierno, culpó a Hugo Moyano y a Pablo Micheli, líderes de la Confederación
General del Trabajo (CGT) y del Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA),
enfrentados con el gobierno argentino, a quienes les reconoció el derecho a
protestar “pero formen un partido político y vayan a elecciones, no
utilicen la marginalidad”. “Amén de que los saqueos suelen ser
dirigidos, negar que hay malestar social no es bueno en estos momentos. El país
vive en la cuarta generación de argentinos que no vieron a sus padres ir a
trabajar y a eso se suma el hacinamiento y lo mal que se viaja en el conourbano
para entender porqué estalla la bronca”, explicó el ex ministro de
Desarrollo Social, Daniel Arroyo.
Lo cierto es que esas escenas de violencia son cada vez más familiares y frecuentes
para los argentinos. La hiperinflación de mayo de 1989 derivó en múltiples
saqueos que obligaron al entonces presidente Alfonsín a entregar
anticipadamente el poder a Carlos Menem. El corralito y el congelamiento de los
depósitos, sumados a una grave crisis social, hizo explotar al país en
diciembre de 2001.
Y ahora “hubo un componente mixto. Sectores políticos que buscan
dirimir cuestiones de poder y cierta desesperación de los sectores bajos que se
ven asfixiados por una inflación del 25 % anual”, opinó el analista Julián
Hermida.
Si bien la situación no es igual a la del 2001, “lo grandes problemas
sociales que por entonces atravesaba el país siguen existiendo. Tenemos aún 20%
de los argentinos en situación de pobreza y un problema de desigualdad en la
educación que no está resuelto”, explica Arroyo.
Para otros analistas, en cambio, lo de los días previos a la Navidad pasa
por la descomposición política que vive el país, donde “el poder de los
caudillos políticos locales se dirime en este tipo de maniobras”, según la
ex diputada Vilma Rippoll.
Enfrentada como está con el Poder Judicial, la presidenta de Argentina
Cristina Fernández pidió que sea la Justicia la que castigue a quienes
“atentaron contra el patrimonio de otros”, aunque el fantasma de los
saqueos sigue latente en el horizonte social y político argentino. IN

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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