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Mochicahui, El Fuerte.- A pesar de lo caras que son las máscaras que cubren la humanidad de los judíos, por su devoción a la tradición yoreme, los hombres-demonios cumplieron su manda y las quemaron junto a Judas, para dejar a lado la maldad y reconocer a Jesús en Mochicahui, El Fuerte.
Este Sábado de Gloria, yoris y yoremes convergieron como un solo pueblo para presenciar la resurrección de Jesús según lo marca el ritual de este pueblo ancestral.
Desde temprano los judíos recorrieron las calles de Mochicahui golpeando un muñeco que representó a Judas -el mal, la traición-; mientras que en la iglesia, se preparaba a Jesús para su resurrección y ascenso a los cielos.
Niñas vestidas de blanco y con un velo del mismo color fueron las encargadas de vestir a Jesús para la ocasión y llenarlo de flores, así como realizar los preparativos para cantar Gloria.
Al mismo tiempo, a un costado de la iglesia, se construyó una hoguera en la que se colocaron el monigote que representó a Judas y las valiosas máscaras que sus dueños decidieron desprenderse de ellas para cumplir sus promesas.
Posteriormente se prendió fuego y poco a poco las máscaras y Judas fueron reducidos a cenizas, mientras los judíos bailaban alrededor de la hoguera, lanzando cohetes.
Minutos después, al exterior de la iglesia, tras la quema de máscaras los judíos esperaron el ascenso de Cristo -cantar o correr gloria- para aceptarlo en su corazón y recibirlo a través del agua bendita.
Fue así como en comunidad, en Mochicahui cumplieron con la tradición que lleva más de 400 años.
Y es que en este pueblo yoreme, la Semana Santa tiene un enorme significado gracias a sus tradiciones, donde cumplen estrictamente con los rituales y se suman tanto la población indígena como no indígena, debido al orgullo que sienten de sus raíces prehispánicas.
