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Guasave, Sin.- Don Juan Arce es el mayor del asilo de ancianos de Guasave, y a sus 102 años no ha perdido su instinto de seductor, de un verdadero don Juan, le encanta que en cuanto sale el sol que ilumina su cuarto, las asistentes y enfermeras del asilo lo atienden y él aprovecha para coquetearles, es algo que todos los días hace, describen sus cuidadoras.
Es muy fácil convivir con Don Juan, expresó Viridiana Durán Osorio, una de las enfermeras del asilo, quien dijo que para el equipo es de admirar la personalidad y salud de Juan Arce, quien, a más de un siglo de vida, no tiene ninguna enfermedad crónica, y ha sobrevivido en estos años de pandemia tomando sólo ácido fólico.
“Juan Arce tiene 102 años, llegó aquí hace 12 años, hasta ahorita él no necesita nada, lo que se le da es sólo el ácido fólico, para la necesidad de él de su vejez; él solito se levanta al baño, come muy bien, se come todo lo que le sirven. Él a veces está coherente de lo que comenta, porque nos dice que cuando fue joven usaba armas y metralletas que a nosotros nos da mucha risa, pero eso es lo que cuenta”, describió.
Nunca ha perdido su sentido del humor, además de coquetear, cuando sus recuerdos regresan cuenta sus aventuras en las guerrillas revolucionarias, sus travesías a caballo y todas aquellas vivencias que pasó cuando era joven.
Tenía 90 años cuando llegó al asilo de la mano de sus sobrinos, contaba con una única hermana, quien en ocasiones lo visitaba durante los primeros dos años, pasó un tiempo sin saber de ella, y después se enteraron que había fallecido.
Desde entonces, Don Juan la única familia que tiene es el personal del asilo y sus compañeros que, aunque se enoja y reniega con ellos, dentro de sus momentos de lucidez, sabe que es lo único cercano que tiene a un hermano.