Mazatlán, Sin.- El 31 de mayo de 1996, justo después de la 21:45 horas, los números de emergencia de la época sonaron incesantes para acudir a brindar apoyo al choque entre el tren y un camión urbano; el saldo de esa trágica, 34 personas sin vida, otro número considerable de lesionados y luego de los hechos promesas de diversos gobiernos que a futuro siguen sin ser cumplidas en su totalidad hasta el día de hoy.
A 26 años de la tragedia, este martes, los cenotafios ubicados a la orilla de las vías del ferrocarril se ven marcados por el tiempo, cruces rotas, basura acumulada, pocos arreglos florales apenas embellecen los 200 metros de arrastre de la locomotora al camión de los denominados Colosio; otra muestra de olvido del gobierno es el obelisco que desde hace varios años no tiene un retoque de los nombres de las víctimas mortales.
Juan López, vecino del fraccionamiento Pemex, es fiel a la tradición de acudir junto con su familia al lugar donde su hija de entonces 19 años perdió la vida al ser pasajera de la ruta Jabalíes en la que retornaba a su vivienda después de la escuela, recordó que otros dos jóvenes también perecieron en el lugar.
“Ya no viene mucha gente, se quedó en el olvido, pues muchos ya no viven aquí, muchos ya se fueron también, con la pandemia no sabemos quién de los compañeros que venían primero estén vivos, prometieron muchas pero pues la gente ya ve cerraron todo esto, paso el tiempo y se les olvido y se sigue olvidando”.
Fueron varios años en los que las autoridades se habían olvidado de esa trágica fecha, se dejó de celebrar una tradicional misa en honor a los fallecidos, hasta este 26 aniversario donde elementos de Cruz Roja llevaron un arreglo floral al deteriorado obelisco. El ulular de las sirenas y el sonido del tren erizaron la piel de los presentes que, al recordar el momento, la herida se abrió, lloraron de nostalgia y dolor.
El desagradable evento pudiera repetirse dijeron los presentes, desde hace algunas semanas la caseta del guarda vías ha quedado sola, las plumas no se bajan más, el acuerdo entre Ferromex y el municipio para seguir manteniendo el pago del empleado no llego, por lo que el sitio quedo como punto de peligro para los conductores que al ver la presencia de la pesada unidad de transporte aceleran para poder pasar.