Guasave, Sin. – Aunque el ambiente era cálido se respiraba el dolor, el solo llegar a la comunidad hacia que el pecho se agolpara de repente, la carroza no llegó directo, de la pista de Camagüey el cuerpo de la doctora Massiel tuvo que ser preparado en una empresa local.
Dos grandes ramos eran los acompañantes de la joven que acudió a la cita con su familia, el día en que quedó de hacerlo, solo que no sabía la forma. Un ataúd de madera fina color natural guardaba sus restos.
Casi tres horas después los presentes en el funeral salían a la carretera cuando el aviso de que la carroza que trasladaba el cuerpo de la joven anestesióloga estaba por llegar; todos vestidos de luto formaron una valla humana, en los laterales de la calle, ante un sol inclemente que no se apiadaba del dolor por la pérdida.
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En la vivienda de la doctora Massiel, asesinada en Chihuahua, una fotografía suya con una gran sonrisa da la bienvenida a sus funerales, pareciera que no era ella la víctima, “de no creerse lo que está pasando”, expresan sus vecinos quienes dolidos como familia lamentan la muerte de aquella chiquilla que creció con los suyos, con sus iguales y que logró hacer sus sueños realidad para llevárselos también.
“Ella era bella por dentro y por fuera, muy linda, es de no creerse eso que está pasando; yo vi que algo sucedía, pero no me atreví a preguntar, escuché que lloraban, pero hasta después me enteré de la noticia, cómo le han llorado mis hijos, crecieron juntos”, dijo una de las vecinas, casi familia, porque en los ranchos eso son los que viven al lado.
La sombra de un viejo macapule da sombra a los funerales, ese gran patio que ha servido para los grandes eventos y reuniones familiares hoy acoje el dolor de la pérdida de una joven madre que no alcanzó a ver la graduación del primer peldaño de su hija, que no llegó para su salida de preescolar.
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Los arcos de ladrillo que rodean la casa sirven hoy de tétrico escenario, en sus pilares se ha apoyado los grandes arreglos florales, el de la Acuícola Ahumada, el de la Familia Ahumada Quintero, el de los Trabajadores del IMSS, el del grupo de amigos y muchos, muchos más que expresan la conmoción de un artero crimen que le arrebató el futuro brillante a una mujer que decidió dedicarse a salvar vidas.
