Los Mochis, Sin.- Hace 9 años, con 28 semanas de gestación y pesando 980 gramos nació Sandro Francisco Hernández Zavala, quien desde pequeño ha demostrado su gran fortaleza y valentía, y ahora como estudiante es un gran ejemplo para sus compañeros de que con voluntad no existen los límites.
El menor desde su nacimiento fue diagnosticado con retinopatía del prematuro, que es un padecimiento donde la retina sigue creciendo ocasionado su desprendimiento. A pesar de que desde bebé fue intervenido en varias ocasiones con cirugías oftalmológicas láser y algunas muy invasivas, desarrolló ceguera.
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Sin embargo, a decir de su mamá, Verónica Zavala Pacheco, Sandro es un niño que siempre ha demostrado que la palabra “límites” no existe. Estuvo en guardería e ingresó más tarde a un kínder regular y actualmente cursa cuarto grado en la Escuela Primaria Guadalupe Victoria, del ejido Mochis.
“Para mi fortuna cuando yo busco en línea las escuelas, veo que la primaria Guadalupe Victoria del ejido Mochis tiene apoyo Usaer, el apoyo Usaer son las maestras, las psicólogas, directora, una trabajadora social, una chica de lenguaje, un equipo.
“La idea mía de dejarlo e inscribirlo en el ejido Mochis es: mamá siempre ha trabajado, el niño en kínder, en guardería de la ciudad y yo quería que él conociera su comunidad y la verdad creo que se me cumplió el objetivo”.
La Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (Usaer) ha permitido que Sandro estudie en el ejido Mochis, de donde es originario, y que sus compañeros desarrollen la habilidad de la inclusión.
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Es por eso que Sandro brinda un gran mensaje a todos los radioescuchas y lectores de Línea Directa:
“Hola, mi nombre es Sandro Francisco Hernández Zavala, todo lo bueno empieza sin barreras”.
En la Semana por la Inclusión y Discapacidad, Sandro y su familia, al igual que su maestra de Usaer y compañeros de la primaria Guadalupe Victoria, demuestran que la integración de todas las capacidades puede llevarse a cabo en las escuelas y formar comunidades sanas.
