Durango, Durango. – El alacrán se ha convertido en uno de los íconos más representativos del estado de Durango, por su alta presencia en toda la entidad, por lo que no debe caer por sorpresa incluso que al regreso a tu lugar de origen, te encuentres con uno en la maleta de “polizonte”.
Es por ello que desde 2015 nació una idea, tal vez alocada o descabellada, pero que poco a poco ha ganado popularidad, principalmente entre los niños, quienes, con asombro, a su paso por el mercado Francisco Gómez Palacios de la ciudad capital, ven en los estantes unas curiosas y características paletas de caramelo, sí, las de alacrán.
La idea fue adoptada por Lupita García, quien es una de las primeras en elaborar estos dulces que se han convertido en típicos de la región, a la par de la gastronomía de la entidad, que es variada, y que va desde las gorditas rellenas, hechas de maíz azul o amarillo que se disfrutan como ninguna otra en la sierra, hasta los tacos de alacrán, que puedes encontrar también en el mismo mercado.
“El alacrán yo aquí lo compro vivo, para que yo cuando lo procese no tenga el riesgo de que esté echado a perder, de que esté agusanado o si le echaron algún insecticida, pues ese alacrán no me va a servir para gastronomía y por eso de que, si es un proceso muy, muy largo para que se lleven una paletita.
“La gente que viene de fuera piensa que, pues nos la pasamos comiendo alacranes y pues no es así, solamente es un platillo o una botana exótica que se adhiere a lo que ya tenemos aquí tradicionalmente en Durango”.
El proceso no es para nada sencillo, nos explica la propietaria de Artesanías Lupita, porque esto empieza no solo en la cacerola donde se derrite el azúcar para hacer el caramelo, sino que se remonta a la sierra, principalmente a la comunidad de Nombre de Dios, donde entre los matorrales se capturan los alacranes.
Esta idea surge luego de años trabajando las artesanías, que iniciaron con los cuadros de alacrán, después pasaron a ser llaveros, portallaves e incluso, introducirlos a las botellas de mezcal que se produce en esta entidad, viendo también el ejemplo del occidente, donde se fabrican paletas con insectos como el chapulín.
Para la fabricación de la paleta de alacrán se requiere de un proceso largo, desde la captura, el chequeo de la especie que no sea toxica, para posteriormente pasarse a fermentar en alcohol y matarle así cualquier bicho o parasito que pudiera traer, después se le extrae el veneno, se da forma y acomoda para pasar a una deshidratadora, ya que dijo, es más fácil verterlo al molde con caramelo, que si se colocara “fresco”.
Y para darle un plus a la vista del turista o de los niños duranguenses, que son los principales fanáticos de estas paletas, se buscó darle un sabor a tequila, mezcal, piña, limón, cereza, mora y uva, abiertos a introducir cualquier sabor que el público demande, para tenerlo contento y que siga promoviendo en sus lugares de origen este producto cien por ciento artesanal.
Si bien, en Durango hay alacranes todo el año, también tienen que respetar las normatividades de Profepa, apuntó Lupita García, quien dijo que es de mayo a octubre, en la época de lluvias, cuando más se puede atrapar a estos artrópodos arácnidos, para influir en su reproducción de noviembre a abril.
Y tú ¿Te atreves a probar las paletas de alacrán?
