Mazatlán.- Juan Luis Vargas celebra el Día del Padre pleno de felicidad. Tiene dos, tres motivos o tal vez muchos más para hacerlo: venció un cáncer testicular, enfermedad que le pudo haber negado la posibilidad de conocer “su sangre”, y además vive sin rencor para su padre ausente.
El hombre de 43 años comparte su historia y recuerda que siempre deseó experimentar la felicidad de entregarle un regalo a su progenitor el Día del Padre, pero éste nunca estuvo a su lado, no estuvo en casa y nunca lo reconoció como su hijo.
“Yo siempre quise vivir esa etapa de saber qué se siente ser padre, porque yo tengo… mi papá nunca me reconoció. Yo nunca supe darle un regalo a mi papá, porque no lo tenía, sin embargo, felicitaba a mi mamá -se le aguan los ojos-, mi mamá fue madre y padre de cuatro”.
Cuando Juan Luis cumplió 15 años, su madre le preguntó qué quería de regalo; sin pensarlo mucho le dijo ‘quiero conocer a mi padre’. La señora salió y regresó a casa dos horas después con el hombre que le había dado la vida. Juan Luis miró cómo era él físicamente y se fue de ahí.
Desde aquella ocasión, ha visto a su padre algunas veces en la calle, sólo mueven la cabeza a manera de saludo, no cruzan palabras y siguen sus caminos.
“Somos seres humanos, todos tenemos errores en la vida. ¿Qué pasó?, no sé, pero tampoco he preguntado, ni a mi mamá le he preguntado, pero si algún día me lo llego a encontrar y él quiere festejar conmigo, festejo con él y le presento a su nieto”.
Cáncer – Linfoma no Hodgkin
A sus 29 años, el hombre de profesión fotoperiodista fue diagnosticado con Linfoma no Hodgkin (cáncer testicular), enfermedad que gestaba la posibilidad de que nunca pudiera tener hijos, algo que, confiesa, anhelaba desde los 17 años.
Llevó a cabo su tratamiento, fue dado de alta y conoció a Judit Gabriela, su esposa. Con ella se casó a los 36 años, pero durante su noviazgo le reveló lo del cáncer, sus consecuencias, y que tal como le dijo su doctor ‘solo con un milagro de Dios’ podría tener hijos.
Al mes de casados llegó la noticia que Juan Luis deseaba. Iba a ser papá.
“De ahí empezó toda la travesía, la doctora (Felipa Muñoz) nos atendió todo el proceso del embarazo de mi esposa, nos atendió la llegada de mi hijo, y ya cuando lo vio la doctora, ‘mira hijo, ve, (mostrándole el bebe), ¿tienes alguna duda?, pues ahí está, eres tú, volviste a nacer'”.
Festejo en grande
Los grandes ojos entre azul y verde de Juan Luis se iluminan y dejan ver la alegría de compartir cómo vive ahora un festejo del Día del Padre, junto a su esposa y su hijo de 6 años.
“Lo que yo no pude tener, -se le quiebra la voz- trato de que él lo tenga y que siga esa tradición, se puede decir, que él reciba lo que yo no recibí -llora-, él me ha felicitado con una medalla (que dice) ‘Papá número uno. Felicidades papá'”.
Juan Luis asegura que está muy agradecido con la vida, con todas las experiencias que le ha regalado. Vive sin rencores, lleno de amor por su familia y siempre buscando devolver a la existencia lo que ha recibido de ella tendiendo la mano al prójimo.
“Lo que me ha cambiado a mí mucho la vida, haber superado y haber vencido el cáncer… Yo me quedé con esta idea en la cabeza, en mi mente, si yo me quedé en este mundo terrenal, es para ayudar a otras personas y lo hago con todo gusto…”.
